yo.............. tu............. el............ nosotros........... vosotros............. ellos............ tenemos doble cara... ni absoluto ni objetivo. ArteZeta Lado B AZ2010: Princesa rusa

sábado, 9 de octubre de 2010

Princesa rusa

Regina Spektor hizo dos presentaciones en el Gran Rex en el marco de la gira de Far, su reciente disco. Aquí la crónica del recital del jueves.

Semana agitadísima para los amantes de la música. El sábado, como entrada estuvo la Noche Dorada Espacial. Para algunos el plato principal fue el martes con Incubus en el Luna, para otros fue el miércoles con los Pixies en el mismo lugar. Y como frutilla del postre, Regina Spektor en el Gran Rex en una hermosa noche de jueves.

En un teatro lleno y pasadas las 22, Regina Spektor, una hermosa muchacha de 30 años, nacida en Moscú y que ya tiene cinco discos de estudio, salió al escenario para hacer su segunda presentación en esta primera visita a nuestro país. Apareció detrás de sus tres músicos: un baterista, que asombró a todos por sus redobles y su técnica, un cellista y un violinista que la acompañaron en la mayoría de los temas. Tenía un hermoso vestido largo y con solamente saludar, enamoró a todos. Un dato a tener en cuenta: Regina nunca presentó a su banda. Se le habrá escapado. Luego de unas sonrisas muy tímidas, se sentó en su piano y cuando todos esperaban el comienzo con “The Calculation”, tema que abre su último disco editado el año pasado y titulado Far, la primera sorpresa de la noche fue escuchar como inicio del concierto la intro del tema “Folding Chair”. Llamó la atención porque el miércoles Regina había empezado con “The Calculation” y el jueves ni lo tocó. Raro, pero nada de qué para alarmarse, porque el recital no iba a depender de ese tema ni mucho menos. De lo que sí iba a depender es de su voz. Porque Regina no estaba bien de la voz, ya lo había comunicado en su Facebook y se encargó de decirlo después de “Eat”, segundo tema del recital. Por eso tenía al lado del piano tres botellas de agua y una taza de té, que luego de “Blue Lips” se volcó encima.

No pasó nada, ella siguió con “Sailor Song”, uno de los temas más festejados de la noche, y con “Machine”, donde se la oyó muy segura y muy confiada, con una banda que la siguió de un modo muy prolijo. Pero luego del tema sí tuvo que parar unos segundos. Agradeció, sonrió y dijo “estoy toda mojada con té. Es la segunda vez que me mojo en el día, primero con la lluvia y ahora con té”. Todo el público se rió, la aplaudió y le acercaron un trapo para secar la silla y que ella se secara un poco. La pregunta que todos se hacían en ese momento era la siguiente: “si está mal de la garganta y canta así de perfecto, cómo será cuándo está bien de la voz”. Porque se la escuchaba intacta, dulce y pura como en sus discos, o mejor. Era tiempo de seguir. Dos maravillosas canciones de ese último disco como “Laughing With” y “One More Time With Feeling”, fueron la perfecta excusa para continuar como si nada hubiese pasado. Entre cada canción, la gente le gritaba su amor por ella pero aclaró que no entendía una palabra de lo que le estaban diciendo y prometió que para la próxima vez iba a aprenderse algunas palabras en español. Se rió con la sensibilidad que la caracteriza y continuó con dos canciones que llenaron de aplausos a los músicos, “Better” y “On the Radio”. En este último tema que pertenece a su anterior disco, Begin to Hope (2006), producción que la terminó de meter en las radios y canales musicales de todo el mundo, encantó al público con los maravillosos falsetes que hace con la voz, esos que tanto gusta escuchar en sus discos y que en vivo, pese a su timidez, no se privó de hacer.

Hubo una confusión entre la banda y el público por unos segundos no entendió mucho qué estaba pasando. Regina les hacía gestos a sus músicos y empezó a tocar la hermosa “Two Birds”. Esos gestos que ella hacía con las manos hacia sus músicos eran de pájaros volando. Una grossa. Luego de otro tema de su último disco, “Dance Anthem Of The 80's” los músicos se retiraron y dejaron a Regina sola en el escenario. Ella agarró su guitarra y tocó un tema poco conocido como “Bobbing For Apples” y una genial versión de “That Time”. Dejó su guitarra a un costado y se volvió a sentar en el piano. El Gran Rex estaba repleto y la aplaudía sin parar luego de cada canción. Pero es muy grande el teatro. Regina es de esas artistas que daría gusto ver en un barcito de San Telmo, tomando un vino en una mesita a un costado del escenario. Y ella ratificó esta escena cuando sola en el piano tocó “Après moi”, uno de los temas más reconocidos de la artista. Emocionó esta canción. Asombró la simpleza con la que ella se desenvolvió en ese momento ¿No era que estaba mal de la garganta? No pareció. Hizo una extraña versión de “Poor Little Rich Boy”, del disco Soviet Kitsch del año 2003. Con una mano tocaba el piano y con la otra marcaba distintos ritmos pegándole con una baqueta a una silla que le alcanzaron los miembros del staff que estaban detrás de escena. Glorioso momento del recital. Luego de hacer el último tema de Far, “Man Of A Thousand Faces”, agradeció y se retiró.

Los bises eran lógicos. Tocó las extraordinarias “Samson” y “Us” para luego cerrar con su hit mundial “Fidelity”. Obvia pero inobjetable lista. Casi todo Far, los temas más reconocidos de Begin to Hope y tres temas de Soviet Kitsch (“Sailor Song”, “Poor Little Rich Boy” y “Us”). Ningún tema de sus dos primeros discos, 11.11 y Songs (aunque este disco empieza con “Samson”, se podría decir que tocó un tema del mismo, por más que la canción se haya hecho conocida en Begin to Hope). Saludó y rápidamente se fue. Todos pensábamos que volvía pero no. Se prendieron las luces y toco acabó. No presentó a su banda, no se quedó a recibir flores y cartas como hacen las damas que vienen a nuestro país y tocan en un teatro (recordar sino en los dos shows que dio Cat Power, la cantidad de minutos que se quedó la cantante recibiendo regalos de sus fans) y mucho menos se quedó largo rato saludando. Nadie dijo nada al respecto. Muchos se quedaron a esperarla a la salida del teatro. Todos esperamos lo mismo: que vuelva pronto. Ojalá ella algún día lea esta crónica y esta vez sí entienda nuestro vocabulario.

Nota: Gonzalo Penas




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