yo.............. tu............. el............ nosotros........... vosotros............. ellos............ tenemos doble cara... ni absoluto ni objetivo. ArteZeta Lado B AZ2010: 2010

martes, 12 de octubre de 2010

William Shakespeare y el mundo

Sueño de una noche verano, y la fragmentación shakesperiana de la realidad sobre el escenario

El género dramático comprende a todas aquellas obras que tienen por finalidad la representación de una determinada acción en el marco de un espacio físico que funcione como escenario. Sirve de expresión a una determinada visión de la realidad o de la fantasía, ya sea: tragedia, misterios o comedia.

William Shakespeare es como una amalgama de tendencias y corrientes hasta el momento de su aparición, mientras que el Renacimiento florecía en Europa y daba lugar al Siglo de Oro en España, Shakespeare lucha con un gran condicionante y una gran rebelión para montar sus obras, y hasta a si mismo con una gran presión generada por el periodo Isabelino en Inglaterra; bajo el reinado de Isabel había que mantener como máscara la religión católica-romana y por eso es muy probable que Shakespeare haya tenido una formación católica estridente, que luego ha ido fragmentando en sus obras con las influencias al mundo clásico y con los aires propios del Renacimiento italiano.

La cuestión de la autoria no esta desarrollada en esta época, lo cual, permite poner en duda que la producción de Shakespeare sea propia; es muy probable que se hayan colaborado varios sujetos a la formación de una obra. Eso, teniendo en cuenta la gran presión que ejercía tener que producir teatro para la nobleza y para la corona con una inmediatez, casi absoluta.

Sueño de una noche de verano, parece responder a los efectos del período; una mezcla de planos que, en escena, parecen estar bien definidos, pero en el momento de la representación se cruzan; algo que no se había practicado en el período medieval. El plano real es la representación de la celebración de las nupcias de Teseo e Hipólita; donde reside la idea de que en sus nupcias van a ver una representación coordinada por los mismos personajes que están en la escena de la obra. La realidad de este acto va fragmentadose en diversas capas reales que parecen disolverse a si mismas al finalizar cada acto; así comienza a asomarse el plano fantástico, que pertenece al mundo de las hadas y duendes. Este juego de espacios se da en el mismo escenario y en el mismo tiempo, la diferencia radica en que ninguna de esas capas de realidad y fantasía se perciben a si mismas.

Por la misma parte, tiene lugar el conflicto amoroso que se genera por la equivocación del duende Puck entre un amor sincero: Lisandro y Hermia. La suerte de amores no correspondidos es el tema crucial en la obra, que instaura la idea renacentista neoplatónica de un amor idílico mediatizado por las marcas de subjetividad. Una configuración discursiva del amor ya venia daba desde el período clásico; y ya había tenido lugar en Romeo y Julieta, la historia de dos enamorados que atraviesan una frontera de discordia familiar y social para unirse en totalidad. Un tema que ya estaba florecido en la Italia del Renacimiento.

Termina siendo artificioso en el modo de resolverse porque, si bien, Lisandro y Hermia vuelven a fundar su amor, hay una unión que queda forzada por la voluntad divina de Oberòn, rey de las hadas: Demetrio y Elena. Lo curioso es que la historia de Piramo y Tisbe, en Sueño de una noche de verano parece también responder a este modelo en el que se descubren restos de la tragedia griega de tema trágico-amoroso, y del mismo Ovidio en la representación de la obra de las nupcias.

En la obra hay infinitas relaciones que juegan con el tiempo y el espacio para superponerlos como escenas alternas que ocurren en el mismo tiempo, sin poder ser percibidas, pero de las cuales quedan restos, o al menos, un resplandor que da el carácter onírico; porque es aquello que no recuerdan los personajes reales al despertar del sueño.

Nota: Leandro Rossi

Descargas AZ: Alain Johannes – Spark

Alain Johannes es uno de esos músicos que ha logrado mayor reconocimiento por sus colaboraciones con otros artistas que con sus propios proyectos personales. A saber: como músico –y amigo de Josh Homme- , trabajó junto a Homme en Queens of the Stone Age y las Desert Sessions, y durante este año giró con Them Crooked Vultures. También prestó sus servicioes a artistas como Chris Cornell, Mark Lanegan, Sugarcult y Silverchair, entre otros. En su rol como productor e ingeniero de sonido, participó en discos de Queens of the Stone Age, las Desert Sessions (proyecto liderado por Josh Homme, líder de Queens…), Arctic Monkeys, No doubt, Eagles of Death Metal y muchos más. Y como todo eso fuera poco, fue el mismísimo Johannes quien le enseñó a Flea (sí, Flea de los Red Hot Chili Peppers) a tocar el bajo.

Este miércoles en el Pepsi Music, Johannes presentará su album debut titulado “Spark” en el escenario principal, previo al show de Queens of the Stone Age y de Rage Against the Machine. “Spark” es más que el primer disco solista de Johannes: se trata de un trabajo especial, ya que fue escrito tras la muerte de su esposa, Natasha Shneider, quien además era integrante de Eleven, banda que ambos fundaron a principios de los 90’s.

“Spark” es un disco íntimo, totalmente personal. En cada letra, Johannes le dice al mundo lo que quizá no pudo decirle a su esposa Natasha en vida. En la primera estrofa de “Endless eyes”, canción que abre el disco, puede percibirse esto: Oh my Heart/ That you stole so long ago/ Has returned to me this day/ So full and empty (Ah, mi corazón/ el que tú robaste hace tanto tiempo/ ha vuelto a mí este día/ tan lleno y vacío).

Johannes desnuda toda su tristeza, furia y energía a lo largo del disco, una obra que resume lo que cualquiera puede pensar y sentir sobre la muerte, el duelo, la soledad, y cómo seguir adelante.

WEB OFICIAL

Hard Rock oscuro, sonido grave y épica Stoner

Queens of the Stone Age reeditó -en versión remasterizada y disco doble- el clásico Rated R (2000), obra cumbre en la discografía de la banda.

Historia de un Disco Fundamental

Queens of The Stone Age (QOTSA), banda liderada por el cantante y guitarrista Josh Homme, surgió en la escena Californiana de Palm Desert, ese epicentro rockero norteamericano donde se profesa la religión desértica (una especie de adulación al desierto como lugar mítico y romántico, ideal para el encuentro cercano…): “Sus paisajes abiertos tienen una manera de hacerte sentir pequeño (...). No eres importante en el desierto…”, dice Homme[1]. Pero esa cultura del desierto no es lo único que distingue a las bandas provenientes de Palm Desert, sino también su sonido Stoner. Justamente, es Josh Homme, primero con Kyuss y luego con QOTSA, uno de los padres fundadores de ese subgénero. Sin embargo, él mismo se ha encargado siempre de escaparle a las etiquetas y de no ser encasillado nunca: “no estoy de acuerdo con el facilismo de agrupar a las bandas en categorías fijas (…) Nosotros hacemos Rock and Roll y en nuestras canciones contamos historias de vida (…) Queremos abarcar distintos estilos...”[2].

En cierto modo, hay mucho de verdad en esta frase. Más allá de los riffs intensos y de la afinación (más grave de lo común) del bajo y la guitarra, que genera ese clima denso, pesado y oscuro del Stoner Rock”, QOTSA amalgama en su sonido una gran variedad de estilos y estéticas: la Psicodelia de fines de los 60’ (Hendrix); la actitud rockera y los riffs del Rock clásico de los 70’ (Purple, Zeppelin, Sabbath); la furia y crudeza del primer Grunge (el Nirvana de Bleach); el Hard Rock cercano al Heavy y la potencia acelerada de Motörhead, y el espíritu y agresividad Punk, con el agregado de la opresión sonora Post Punk. Todo ello confluye en el sonido de Queens…, y eso los convierte en irresistibles: Todo ese bagaje musical que los influencia, traducido en un sonido auténtico y original.

"Rated R" sucedió, en la discografía de la banda, al disco debut “Queens of The Stone Age” del año 1998 y significaron, junto a Kyuss, una clara evolución musical. Es que en este álbum, Josh Homme decidió incorporar nuevos intrumentos y nuevas texturas musicales. Ejemplo de ello es el tan característico sonido del vibráfono en “The Lost Art of Keeping a Secret” (¡¿Qué mejor lugar que el desierto para mantenerlos?!) o los vientos experimentales en “I Think I Lost My Headache”. El disco significó también el fundamental ingreso a la banda de Nick Olivieri: salvaje y feroz bajista, antiguo ladero de Homme en Kyuss. Olvieri se sumó a QOTSA, no solo como bajista oficial (y cantante en algunas excepciones) sino como co-compositor, junto a Homme, de la mayoría de las canciones. Este dúo compositor se escucha aún más en “Songs for The Deaf” (2002), etapa de mayor calidad artística en la vida de la banda. La sociedad artística de Homme y Olivieri garantiza un buen momento al sentir esa conexión musical telepática. Escuchar a Olivieri flanqueando con su bajo los intensos riffs de Homme es sentir la potencia y furia de Queens.

Producido por Chris Goos, viejo héroe de la zona de Palm Dessert y eterno amigo de Homme, "Rated R" tiene un sonido bastante oscuro, por lo difícil de penetrar. Hay como una constante intensidad sonora, por momentos atronadora, pero siempre contundente. Un rock épico, potente y apasionante. Lo mejor de todo es que el disco suena original, pero atemporal. Es como si -realzando aspectos estéticos del Rock Clásico de los 70’- redefinamos eso de las nuevas fórmulas sonoras, todo con una música conmovedora y rockera por excelencia. A lo largo del disco, recorriéndolo, se produce también una dinámica donde se alternan las clásicas arremetidas Stoner, como en “Feel Good Hit of The Summer” (más coros de Halford -Judas Priest-) con su letra sumida en las adicciones y esa especie de letanía tóxica que repite “nicotina, valium, vicodina, marihuana, éxtasis, alcohol y ¡co!...co!... cocaína!”… la psicodélica Monsters in the Parasol” o la punky “Quick and to the Pointless”: Todas ellas con esos típicos riffs veloces y pesados + precisos fraseos melódicos del bajo. Canciones que se mezclan junto a otras más limpias y relajadas, como las geniales “Auto-Pilot” o “In The Fade”: Rocks a medio tiempo, melancólicos y con suaves (pero sentidos) punteos de Homme, quien desnuda aquí, quizás, su faceta más melódica. Precisamente, es en estos dos últimos tracks donde escuchamos al fantástico Mark Lanegan, cantante de Screaming Trees, que cuenta con el profundo poder del registro bipolar, sonando por momentos calmo, casi susurrando, y por momentos grave y ronco a lo Tom Waits.

Otro de los altos puntos del disco es la gran Better Living Trough Chemistry”. Lo que convierte a esta canción en fantástica es ese sonido tenebroso, fantasmal y de ópera oscura que logran los órganos, todo junto a los múltiples cambios de ritmo y atmósfera que tiene la canción. Igual de emocionante es el primer corte de difusión del disco, la mencionada “The Lost Art of Keeping a Secret” y sus percusiones. Hay lugar también para las guitarras acústicas, como en “Lightning Song”, que ya desde su título deja en claro que se trata de un poco de brisa fresca entre tanta potencia eléctrica.

Desde sus letras y también desde algunos sonidos, Homme mantiene cierto estado latente de malestar, agonía y hasta demencia, como sucede en “I Think I Lost My Headache”, con la frase “así que dímelo hasta que mi cabeza explote…”; o en “Tension Head” con su dura declaración: “I’m feeling sick, I feel so fuckin’ sick”. En ese tema y en “Leg of Lamb” -“eres un monstruo de verdad, con una mentira… me estás por dejar”-, se escuchan sonidos sucios, violentos y enmarañados, hay guitarras con efectos enfermizos. Son una especie de hipnósis Stoner. Hay también estados de trip a bordo de alguna sustancia: “tienes un monstruo en tu jardín” de “Monsters in the Parasol”; cierto cinismo: “no hay nada para salvar, lo sé, vos vivís hasta que morís” de “In The Fade”, y referencias sexuales explícitas, como en la mencionada “Quick and to the Pointless”, palo y a la bolsa.

En definitiva, lo que se percibe en todas las letras de Homme es ese imaginario creado por ellas; ese mundo sombrío, pintado con sus paisajes psicodélicos, extasiado y adicto (o adictivo) y que incluye toda serie de personajes raros y perturbados, que suelen ser disidentes y marginales.

El resultado terminó siendo un soberbio álbum; sólido, completo y sin altibajos. Una obra decisiva en la discografía del Hard Rock norteamericano y que consagró a Queens of The Stone Age como líderes definitivos del Stoner Rock, pero a la vez como una de las bandas más capaces, de resonancia internacional y con un sonido genuino.

Reedición 2010

La reedición de "Rated R" se lanza en versión Deluxe Edition y en vísperas de su segunda visita al país (antes habían venido con el Monsters of Rock del 2001) para tocar en el marco del Pepsi Music y compartiendo line-up con Rage Against The Machine.

Se trata de un disco doble: el primero, una versión con sonido remasterizado del disco original, más algunos cambios en la portada y su packaging. Pero la sorpresa es el segundo, un álbum que contiene canciones en vivo, tomas alternativas e inéditos. Entre las registradas en vivo están “Feel Good Hit of The Summer”, “Quick an to the Pointless” o “Better Living Trough Chemistry”, grabadas durante el Reading Festival del 2000, y “Monsters in the Parasol”, registrada durante un show de la banda en Seattle, también en el 2000. A ellas se suman algunas canciones pertenecientes a otros discos de la banda, y ahora reversionadas, como “Avon”, “Regular John” o “You Can’t Quick Me Baby”, todas de “Queens of The Stone Age” (1998) y, por último, una serie de b-sides e inéditos que ya habían sido incluidas en “Stone Age Compilation” (2004) y en “The Definitive Collection of B-sides & Rarities” (2007): el Hard Rock Californiano de “Ode to Clarissa”, el Stoner Metal de “You’re so Vague”, la potencia habitual de QOTSA en “Born to Hula”, y dos covers: “Never Say Never”, de Romeo Void y “Who’ll Be the Next in Line” de los Kinks.

Az Recomienda : “Feel Good Hit of The Summer”, “Better Living Trough Chemistry” e “In The Fade”.

Nota Matías Roveta




Referencias

[1] www.mondosonoro.com (ed): Queens of The Stone Age, 24 de junio de 2009.

[2 ]“Érase una vez en el bosque’’: Suplemento espectáculos, diario La Nación, viernes 13 de mayo de 2005.

Una red poco social


“Red Social” llega a los cines y nos cuenta la historia de Facebook, y del alto precio que se paga por hacer 500 millones de amigos.

“No haces 500 millones de amigos sin hacer algunos enemigos”. Así reza el afiche de “Red Social” (The Social Network), la película que revela la historia detrás de la creación de Facebook, la red social más grande mundo. Esa frase resuena a lo largo del film dirigido por David Fincher (El Club de la Pelea), y protagonizado por Jesse Eisenberg (Zombieland) y Justin Timberlake.

La película se estrenó el primero de este mes en los Estados Unidos y ha recogido muy buenas críticas, sobre todo por la manera dinámica en que Fincher y Aaron Sorkin (guionista) han logrado narrar la historia de Mark Zuckerberg, el creador de Facebook. “Red Social tiene el potencial de ser esa rareza cinematográfica que recoge loas de la crítica y posibles premiaciones y aún así, es un éxito de taquilla”, resume brillantemente Kirk Honeycutt, crítico de cine para el Hollywood Reporter. “A pesar de lo complicado del lenguaje de programación, las estrategias de negocios y las complejas finanzas, el guión de Sorkin lo aclara todo, y nos permite seguir la historia más que ser arrastrados por la misma”, define Roger Ebert, el crítico de cine más reconocido de Estados Unidos.

Mark Zuckerberg es un estudiante de la Universidad de Harvard que, más hábil para relacionarse con códigos de programación que con su novia, es abandonado por ella, y en un rapto de furia y ebriedad hackea la base de datos de la universidad para robar las fotos de las estudiantes, y luego crea un sitio de Internet para que el resto de la universidad cuál es la más bella. A pesar de la reprimenda de las autoridades de Harvard, el suceso generado por el sitio es tal que hace colapsar los servidores de la universidad. Es así como nace Facebook, y también como las ansias de poder, fama, miles de millones de dólares enfrentan a amigos y enemigos de Zuckerberg por la idea original del proyecto.

“Red Social” llegará a los cines nacionales a finales de este mes, y presenta la oportunidad de analizar cuáles son los alcances de un fenómeno todavía en expansión.

Nota: Martín Barraco


sábado, 9 de octubre de 2010

Princesa rusa

Regina Spektor hizo dos presentaciones en el Gran Rex en el marco de la gira de Far, su reciente disco. Aquí la crónica del recital del jueves.

Semana agitadísima para los amantes de la música. El sábado, como entrada estuvo la Noche Dorada Espacial. Para algunos el plato principal fue el martes con Incubus en el Luna, para otros fue el miércoles con los Pixies en el mismo lugar. Y como frutilla del postre, Regina Spektor en el Gran Rex en una hermosa noche de jueves.

En un teatro lleno y pasadas las 22, Regina Spektor, una hermosa muchacha de 30 años, nacida en Moscú y que ya tiene cinco discos de estudio, salió al escenario para hacer su segunda presentación en esta primera visita a nuestro país. Apareció detrás de sus tres músicos: un baterista, que asombró a todos por sus redobles y su técnica, un cellista y un violinista que la acompañaron en la mayoría de los temas. Tenía un hermoso vestido largo y con solamente saludar, enamoró a todos. Un dato a tener en cuenta: Regina nunca presentó a su banda. Se le habrá escapado. Luego de unas sonrisas muy tímidas, se sentó en su piano y cuando todos esperaban el comienzo con “The Calculation”, tema que abre su último disco editado el año pasado y titulado Far, la primera sorpresa de la noche fue escuchar como inicio del concierto la intro del tema “Folding Chair”. Llamó la atención porque el miércoles Regina había empezado con “The Calculation” y el jueves ni lo tocó. Raro, pero nada de qué para alarmarse, porque el recital no iba a depender de ese tema ni mucho menos. De lo que sí iba a depender es de su voz. Porque Regina no estaba bien de la voz, ya lo había comunicado en su Facebook y se encargó de decirlo después de “Eat”, segundo tema del recital. Por eso tenía al lado del piano tres botellas de agua y una taza de té, que luego de “Blue Lips” se volcó encima.

No pasó nada, ella siguió con “Sailor Song”, uno de los temas más festejados de la noche, y con “Machine”, donde se la oyó muy segura y muy confiada, con una banda que la siguió de un modo muy prolijo. Pero luego del tema sí tuvo que parar unos segundos. Agradeció, sonrió y dijo “estoy toda mojada con té. Es la segunda vez que me mojo en el día, primero con la lluvia y ahora con té”. Todo el público se rió, la aplaudió y le acercaron un trapo para secar la silla y que ella se secara un poco. La pregunta que todos se hacían en ese momento era la siguiente: “si está mal de la garganta y canta así de perfecto, cómo será cuándo está bien de la voz”. Porque se la escuchaba intacta, dulce y pura como en sus discos, o mejor. Era tiempo de seguir. Dos maravillosas canciones de ese último disco como “Laughing With” y “One More Time With Feeling”, fueron la perfecta excusa para continuar como si nada hubiese pasado. Entre cada canción, la gente le gritaba su amor por ella pero aclaró que no entendía una palabra de lo que le estaban diciendo y prometió que para la próxima vez iba a aprenderse algunas palabras en español. Se rió con la sensibilidad que la caracteriza y continuó con dos canciones que llenaron de aplausos a los músicos, “Better” y “On the Radio”. En este último tema que pertenece a su anterior disco, Begin to Hope (2006), producción que la terminó de meter en las radios y canales musicales de todo el mundo, encantó al público con los maravillosos falsetes que hace con la voz, esos que tanto gusta escuchar en sus discos y que en vivo, pese a su timidez, no se privó de hacer.

Hubo una confusión entre la banda y el público por unos segundos no entendió mucho qué estaba pasando. Regina les hacía gestos a sus músicos y empezó a tocar la hermosa “Two Birds”. Esos gestos que ella hacía con las manos hacia sus músicos eran de pájaros volando. Una grossa. Luego de otro tema de su último disco, “Dance Anthem Of The 80's” los músicos se retiraron y dejaron a Regina sola en el escenario. Ella agarró su guitarra y tocó un tema poco conocido como “Bobbing For Apples” y una genial versión de “That Time”. Dejó su guitarra a un costado y se volvió a sentar en el piano. El Gran Rex estaba repleto y la aplaudía sin parar luego de cada canción. Pero es muy grande el teatro. Regina es de esas artistas que daría gusto ver en un barcito de San Telmo, tomando un vino en una mesita a un costado del escenario. Y ella ratificó esta escena cuando sola en el piano tocó “Après moi”, uno de los temas más reconocidos de la artista. Emocionó esta canción. Asombró la simpleza con la que ella se desenvolvió en ese momento ¿No era que estaba mal de la garganta? No pareció. Hizo una extraña versión de “Poor Little Rich Boy”, del disco Soviet Kitsch del año 2003. Con una mano tocaba el piano y con la otra marcaba distintos ritmos pegándole con una baqueta a una silla que le alcanzaron los miembros del staff que estaban detrás de escena. Glorioso momento del recital. Luego de hacer el último tema de Far, “Man Of A Thousand Faces”, agradeció y se retiró.

Los bises eran lógicos. Tocó las extraordinarias “Samson” y “Us” para luego cerrar con su hit mundial “Fidelity”. Obvia pero inobjetable lista. Casi todo Far, los temas más reconocidos de Begin to Hope y tres temas de Soviet Kitsch (“Sailor Song”, “Poor Little Rich Boy” y “Us”). Ningún tema de sus dos primeros discos, 11.11 y Songs (aunque este disco empieza con “Samson”, se podría decir que tocó un tema del mismo, por más que la canción se haya hecho conocida en Begin to Hope). Saludó y rápidamente se fue. Todos pensábamos que volvía pero no. Se prendieron las luces y toco acabó. No presentó a su banda, no se quedó a recibir flores y cartas como hacen las damas que vienen a nuestro país y tocan en un teatro (recordar sino en los dos shows que dio Cat Power, la cantidad de minutos que se quedó la cantante recibiendo regalos de sus fans) y mucho menos se quedó largo rato saludando. Nadie dijo nada al respecto. Muchos se quedaron a esperarla a la salida del teatro. Todos esperamos lo mismo: que vuelva pronto. Ojalá ella algún día lea esta crónica y esta vez sí entienda nuestro vocabulario.

Nota: Gonzalo Penas




Emociones en un parque lunar: Pixies en Argentina

Pixies tocó por primera vez en Argentina. A continuación, la crónica de uno de los recitales más esperados del año.

“Ahora vienen los Beatles de los noventa”, dijo Cristian Aldana, cantante de El Otro Yo, cuando su banda terminó el set que recorrió sus más de veinte años de trayectoria. Los EOY no abusaron del tiempo en el escenario. Tocaron unos cuarenta minutos, haciendo un popurrí con los hits eternos de la banda, y se bajaron con grandes aplausos. Estuvieron bien y muy contentos arriba del escenario. Aprovecharon haber ganado el concurso que se hizo meses atrás para ver quién iba a ser la banda telonera de nada más ni nada menos que los Pixies. Aquella banda que abrió la puerta a todos los géneros musicales de los noventa, la que escuchaba una y otra vez Kurt Cobain meses antes de formar Nirvana, la que todos nosotros escuchábamos en nuestra adolescencia en un cassette mal grabado y rogábamos que alguna vez se editen sus discos por estos pagos. Aquella banda era y sigue siendo Pixies. Y en la catarata de bandas que vienen este año, por Internet o por revistas leímos hace algunos meses que venían por primera vez y a más de uno se nos cayó una lágrima. “Pixies en el Luna Park”. Miércoles 6 de octubre de 2010. Llegó la fecha. Entre algunas gotas de lluvia que caían por Buenos Aires, la gente entraba al mítico Luna para cumplir un sueño: ver a una de las bandas más importantes para sus vidas. Pasadas las 20:30, Black Francis, Kim Deal, David Lovering y Joey Santiago salieron a escena. Estaba el 100% del grupo. Por la tarde se había corrido el rumor que Kim no estaba en Buenos Aires por problemas de salud, se dijo primero que era por estrés, después que tenía una hernia pero fueron sólo bombas de humo.

Luego de unos segundos de silencio, el inconfundible redoble de batería y los riffs de bajo y guitarra de “Bone Machine” dieron comienzo a uno de los recitales más esperados ¿Los Pixies habrán escuchado alguna vez corear el riff de una canción? Si la respuesta es negativa se habrán asombrado y mucho. Porque si bien es normal que el público argentino siga la canción más allá de la letra, es algo que a muchas bandas internacionales les llama la atención cuando pisan por primera vez nuestro suelo. El Luna Park estaba lleno (las entradas, completamente agotadas) y tanto el público que estaba en el campo como los que estaban en las plateas cantaban hasta el punteo del primer tema del recital, inicio también de su primer disco editado en 1988 bajo el título Surfer Rosa. El recital no dio respiro. Continuó con otros clásicos de su primer LP, como “Broken Face” y “Something Against You”. Seguido a estas tres canciones, tocaron “The Holiday Song”, uno de los más festejados por el público, al igual que “Debaser”, tema que abre el segundo disco de la banda, el épico e histórico “Doolittle”. El escenario no tenía muchos chiches ni esas cosas de los grandes espectáculos a los que nos estamos mal acostumbrando. Sólo cuatro bolas gigantes que iluminaban la escena de colores verdes, rojas y azules, y ellos. Con eso basta y sobra.

Así se pasó la primera media hora de show y los clásicos seguían en forma continua. “Wave of Mutilation” provocó la emoción de todo el público, que cantaba a la par de Francis: “cease to resist, giving my goodbye / drive my car into the ocean / you'll think i'm dead, but I sail away /on a wave of mutilation”. El recital siguió con “I Bleed” y “Here Comes Your Man”, el mismo orden de canciones que tiene el disco. La gente, como era lógico, bailaba, se abrazaba, se reía y saltaba con esos riff tan pegadizos, tan necesarios y fundamentales en la vida de uno. Con el sonido en vivo de Pixies todo pareció volver veinte años atrás. Ellos prácticamente no se movían en el escenario, sólo daban pasos para adelante y atrás pero siempre muy metidos en sus instrumentos. El bajo tuvo un sonido muy marcado en cada tema, se podía distinguir perfectamente las distintas formas que utilizó Deal para rasguear las notas. Los punteos agudos de las guitarras sonaron tan puros como en los discos, sólo que con más distorsión y con un volumen tan ensordecedor como emocionante y asombroso. Muy interesante fue escuchar la estupenda versión de “Monkey Gone to Heaven” o el punteo de “La La Love You” para darse cuenta el origen de muchas bandas de los últimos tiempos posteriores a la Generación X. Nada parece haber cambiado en cuanto a lo musical para estos cuatro muchachos de Boston, y en vivo quedó demostrado.

Sorprendió escuchar en la mitad del concierto la canción “Gouge away”, tema que cierra “Doolittle”, y bien podría haber cerrado la primera visita de la banda a Argentina. Pero poco importaba el orden, la gente cantaba y gritaba a la par de Francis. Recién ahí, uno se daba cuenta de que la lista venía más o menos, por orden cronológico de sus discos. Y como todavía no habían hecho ningún tema de “Bosanova”, su tercer LP, editado en 1990, qué mejor momento para tocar “Velouria” y “Dig for fire”, los dos cortes de difusión de ese disco. Luego de esos temas, la cronología se rompió. El único momento donde el público pareció tomarse un respiro fue cuando escuchó atentamente el cover de Neil Young (“Winterlong”) que la banda trajo de regalo. Luego, los fans se dieron el gusto de escuchar en vivo dos canciones de su primer EP llamado “Come on Pilgrim”, publicado en 1987, y todo se convirtió en delirio. Mucho allí conocieron a la banda precisamente con estos dos temas, “Caribou” e “Isla de Encanta”, y el estadio entero cantó ambas canciones con cierta nostalgia de lo que estaba sucediendo en vivo. En el medio, tocaron “U-Mass”, del disco “Trampe Le Monde”, el cuarto y último disco editado por la banda. Luego de “Vamos”, y su espanmexicanenglish de la letra, se retiraron saludando en cada costado del escenario. Minutos más tarde, el agudo y reconocido coro de Deal en “Where is my mind” abrió los bises. Puedo asegurar que la mayoría del público tuvo la piel de gallina durante semejante clásico. Para cerrar la lista de temas sonó “Gigantic”, otro histórico de la banda cantado por la bajista, y cuando todo parecía terminado, se prendieron las luces del estadio, los integrantes saludaron unos minutos al público, pero el sueño no había terminado: ellos volvieron a cargarse sus instrumentos para cerrar el show con la segunda versión de “Wave of Mutilation” (para algún despistado, esta canción tiene dos versiones, la original y una segunda titulada “UK Surf”) y “Planet of Sound”. La gente con lo que le quedaba de fuerza, incrédula por lo que estaba pasando, seguía saltando y cantando, emocionados por este cierre. Volvieron a saludar y esta vez sí se retiraron del escenario.

A la salida, la mayoría compartía el mismo comentario hablando con sus amigos: que sonido fue increíble (un gran acierto hacerlo en un estadio cerrado y no al aire libre como serán muchos de los conciertos que se avecinan); el setlist fue perfecto (tal vez faltó “The Happening”, pero eso corre por cuenta del perfeccionismo obsesivo de quien escribe esta crónica), y ellos en vivo son palo y a la bolsa, como tanto nos gusta y como ellos acostumbran a ser en sus discos. Tan increíble como emocionante e histórico el concierto. Ahora sólo nos quedan los recuerdos y la nostalgia del día después y las anécdotas para contarle a la gente que conozca a la banda a partir de este momento.

Nota: Gonzalo Penas


Incubus: energía extrema

Con entradas agotadas y mucha expectativa, Incubus se presentó el 5 de octubre en el Luna Park, para presentar su trabajo más reciente: Monuments and Melodies, un repaso general de toda su carrera.

La entrada (muy parecida a un subtepass) para ver a los chicos de California, citaba a todos los fans a las 21, pero la puntualidad no fue una de las características de este show, ya que los rosarinos de Xpiral colgaron presentado su música a la multitud, y éste les respondió de buena manera con muchos aplausos. Una vez que los integrantes de la banda telonera dejaron el escenario, la media hora que demoraron en preparar los últimos detalles para que Incubus arrancara su show se hizo interminable. El público no se cansó de aplaudir, silvar y gritar en busca de que la banda apareciera de una vez por todas.

Ansiosos todos, el reloj marcaba las 21.30, y mágicamente se apagaron las luces del estadio: Brandon Boyd (voz, guitarra y percusión), Michael Einziger (guitarra), José Pasillas (batería), Ben Kenney (bajo) y DJ Chris Kilmore (teclados) tomaron posición de su territorio.

El público les dio una cálida bienvenida, y ellos a cambio un comienzo de gran intensidad con "Circles" y "Anna Molly". Con la sorpresiva "Nowhere Fast", el agite entre las masas se hizo cada vez más latente. Un clásico como "Nice To Know You", dijo presente y además saldarían una deuda que dejaron en la visita anterior interpretando "Pardon Me". Con la idea de bajar un cambio y generar un clima más relajado, el señor Brandon Boyd calzó su guitarra y empezó a tocar los primeros acordes de la bella "Oil and Water". Este clima iba a durar poco porque: a) Brandon se sacó su campera de cuero y casi hizo que las chicas se ahogaran en su propia baba; b) las inquietantes "Priceless" y "A Crow Left of the Murder" hicieron que el pogo ganara otra vez protagonismo. Siguiendo la misma línea interpretaron temas de los últimos discos como "Love Hurts", "Megalomaniac", "Quicksand", "Kiss to Send Us Off", "Punch Drunk" y "Look Alive". Después de este repaso arrancó "Aqueous Transmission", que dejó boquiabiertos a más de uno porque era inesperada en la lista y además porque sonó perfecta. Antes de que finalizara la primera parte nos dieron el gusto con más clásicos como "Drive" y "Wish You Were Here", en donde el público fue un intérprete más, cantando los estribillos de los hits más conocidos de la banda.

Y así, Incubus dejó el escenario más ovacionado que nunca. Se tomaron un pequeño break y la gente ya empezó a llamarlos, de vuelta, al ritmo de “OLE OLE OLE OLE OLE OLE OLE OLA, YO SOY DE INCUBUS ES UN SENTIMIENTO NO PUEDO PARAR”. La banda volvió y se copó con el cantito. Mike revoleó su guitarra y el resto usó las remeras que les tiraron sus fans. El show debía continuar, y con ese hermoso clima nos regalaron tres sorpresas: 1) Una "Just a Phase" que hizo emocionar a muchos; 2) Una canción nueva llamada "Surface to Air"; 3) Una potente "Have you Ever" que se transformó en un final inesperado, exactamente, a las 23.15.

Si algo hay achacar a estos cinco muchachos es que no pueden no tocar, aunque sea, un tema de sus primeros discos S.C.I.E.N.C.E y Fungus Amongus. También fue un error cerrar con "Have you Ever", que a pesar de que forme parte de uno sus trabajos más exitosos como lo es Morning View, dejó la sensación de que faltó algo. A veces no alcanza la extrema potencia y fuerza de un tema para determinar el cierre de un recital. “¿Stellar? ¿Dig? ¿Are You In? ¿Y Candela?”, comentó un espectador del recital, y errado no estaba, ya que cualquiera de estas tres canciones era la candidata ideal para un cierre perfecto. Igualmente, esto no alcanza para opacar el excelente desempeño en vivo. Brandon Boyd tiene una voz espectacular, no desafinó nunca, sonó siempre genial desde que comenzó hasta que terminó. En cuanto al resto de la banda, se puede decir que suenan demasiado bien, son enérgicos, y generadores de diferentes y mágicos climas. Así que amante de la música, si Incubus vuelve a visitarnos te recomiendo que no te lo pierdas, ya que te puede brindar una inolvidable presentación y hasta te puede convencer de que suenan mejor en vivo que en sus discos de estudio.

Nota y fotos: Luciana Burgos




miércoles, 29 de septiembre de 2010

Descargas AZ: Acme - Jon Spencer Blues Explosion


¡This is Blues Power! Así lo anuncia el presentador al principio del tema “Calvin” que da comienzo al genial disco Acme, de la Jon Spencer Blues Explosion. Después de varios segundos llegan desde los parlantes punteos irreverentes de blues con una pizca de actitud punky.

Jon Spencer, a lo largo de 13 temas, derrocha salvajismo y sensualidad con una voz cruda que cautiva y que tira melodías sobre las violas y las bases, de este power trío sin bajo, de modo que logran un combo prolijamente incorrecto y la banda más loca de punk blues, en uno de los discos más logrados de la década del 90.

Jon Spencer Blues Explosion = Banda de culto.

Sin más que decir, Enjoy!


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jueves, 17 de junio de 2010

AZ Reviews: Andrés Calamaro - "Calamaro on the rock"


El 1 de Junio salió a la venta Calamaro on the rock, el nuevo material de Andrés que después de 3 años, volvió a las bateas con nuevo look para seguir demostrando que está en su mejor momento artístico. El disco se editó de distintas maneras de acuerdo el lugar geográfico: En España tiene tapa roja; Argentina y Chile trae tapa celeste; Para México, Colombia y Venezuela lleva tapa verde y en Estados Unidos tapa azul. También tenemos una versión Deluxe: un Cd extra con temas inéditos, remixes y también sale a la venta la edición en Vinilo de 180 gr.
El titulo tiene una rápida reminiscencia rockera y por esto Calamaro on the rock fue grabado intencionalmente con el grupo de músicos que viene acompañando a Andrés desde la gira “2 son multitud” junto a Fito Cabrales: Tito Dávila (teclados); Julian Kanevsky (guitarra); Diego García (guitarra) y dos viejos compañeros de ruta, Candy caramelo (bajo) y José “El niño” Bruno (batería).
Andrés Calamaro es un músico que le gusta colaborar en los discos de sus amigos y también que participen en los suyos, por esto Calamaro on the rock no es la excepción. En esta oportunidad encontramos colaboraciones de: El Cigala; langui ; Niño Josele; Enrique Bumbury; Calle 13; Pablo Lescano y Vicentico para redondear un disco 100% Calamaro: con canciones pegadizas, otras para escuchar y disfrutar atentamente, infaltables músicos invitados y letras hechas con los juegos de palabras y rimas que ya son una marca registrada del Cantante.
El disco abre con “Barcos” un flamenco ortodoxo con coros de El cigala (icono del estilo en España) que al escuchar el ritmo de la canción, es inevitable recordar la etapa junto a Los rodríguez, donde el flamenco estaba siempre presente en sus canciones. El tema trae excelentes arreglos del Niño Josele, que con su guitarra portuguesa arremete con punteos filosos, haciéndonos vibrar al ritmo del folclore gallego. “Te extraño” tiene una redundante letra en la que Calamaro luce el tono de su voz, con falsetes justos y precisos. En esta canción se puede respirar un cierto aire caribeño y el aporte del Langui, entrando en escena con un recitado al mejor estilo hip hopero, hace una canción más que simpática y nostálgica, abriéndole paso a “El pasodoble de los amigos ausentes”, una joyita rescatada, como lo viene haciendo en sus últimos discos, de la etapa de encierro y composición Post – Salmon. Esta versión nos trae un potente ritmo con un sonido ajustado, consecuencia de una banda que viene rodando hace tiempo, y en donde se luce el solo de guitarra compartido de Diego García y Julián Kanevsky, pelando chapa y demostrando que no por casualidad, forman parte de la banda de Andrés.
“Todos se van” y “Los divinos” son esas canciones con el mejor estilo “Calamaresco” que Andrés logro imponer con el correr de los años. Canciones que traen un clima nostálgico, con una base de guitarras acústicas bien marcadas y quizás para los seguidores fieles (no los que se sumaron a partir de “El regreso”) se acerque al Calamaro de Honestidad brutal y El salmón.
“Flor de samurai” llega para ser posiblemente el tema más rockero del disco, con una introducción de guitarras distorsionadas que marcan el tiempo del track, y en el que escuchamos distintos matices de la voz de Andrés, ronca al principio y después arengando un pegadizo estribillo. El séptimo tema es “Insoportablemente cruel”, que se presta para sacarle el jugo al escucharlo, con un ritmo lento, bien marcado, con bueno arreglos de piano y en el que se hace protagonista la trompeta del jazzero Jerry Gonzales , logrando el clímax perfecto para que Andrés nos relate esas letras oscuras y en este caso, se suma René Pérez de Calle 13, con un crudo recitado como él solo sabe hacer. “Tres marías” es una cumbia con coros de Vicentico, que no sorprende tanto este ritmo, ya que “5 minutos mas (minibar) del último disco, La lengua popular, era una “Gilda-toon”, es decir una mezcla de cumbia con reggeaton, según el mismo Andrés. En una lenta versión acústica, llega un clásico: “Te solté la rienda, que con la participación de Enrique Bumbury , hace que esta joyita mexicana deje más que contento al pueblo centroamericano.
El rock se vuelve a hacer presente con “Me envenenaste”, donde el bajo de “candy” Caramelo marca el pulso de la banda , dejando el terreno libre para que los guitarristas Diego G y Julián K decoren el track con deliciosos yeites acompaños de un slai con sutiles aires bluseros.
El disco termina bien arriba con “Gomontonera” una canción que tranquilamente podría haber sido parte del quíntuple Salmon, un potente rock , con un filoso riff de guitarra en la introducción y en el que Calamaro demuestra sus dotes vocales cambiando los tonos y arengando frases como “…Mi tirabombas vos te vas primero (en primera!) , con el plan de ahorro primavera…”
Para finalizar Calamaro on the rock, Andrés vuelve a rescatar de sus cajones una canción del período de encierro: “El perro”, canción hecha en sociedad con el amigo Marcelo “cuino” Scornick y en la que se escucha como introducción, el coro grabado desde el público en la gira del año pasado. Una verdadera canción punk que trae una interesante letra, donde la ironía se hace protagonista para relatar una letra política: “La coima en el senado no es pecado”; “Sufro si me dan lo peor, seguro el ministro no toma blancaflor” y también para ser autorreferencial, recordando el ridículo juicio por la causa “porrito”: “nadie dice esta boca es mía, pero me hacen denuncia por apología”.
Desde la resurrección de Calamaro en el 2005, una gran parte del público se torno reticente a la nueva dirección del Salmon, con trabajos como “Tinta roja”, “El palacio de las flores” y hasta “La Lengua popular”, que mostraba a un Andrés muy distinto al personaje nocturno y solitario que fue a fines del siglo XX . Letras como “Miami”: “Que el mundo se entere qué quieres decirme, que estoy enamorado de todas tus cosas” ; o “La mitad del amor” : “ya no soy el viejo Andrés que no dormía jamás, que subidón , que momento ideal, encontré la mitad del amor” hicieron que parte del publico fanático se alejara o simplemente entendiera la nueva etapa del músico, que merece todo ser humano, pero Calamaro on the rock llega con nuevas y viejas canciones renovadas, haciendo una excelente excusa para reconciliarse con la totalidad del publico y también con sus propias canciones.

Omar Sisterna

martes, 15 de junio de 2010

Estallando desde el Oeste….


Attaque 77 se presentó en el nuevo recinto de Cultura Rock del Oeste, el club Argentino de Castelar, un gimnasio deportivo por el cual ya pasaron Las Pelotas o Guasones entre otros, y donde el próximo sábado tocará Kapanga. Un nuevo espacio que el Rock gana, en una zona poco frecuentada por bandas de primera línea y que generará un rico y provechoso movimiento artístico por estos pagos.
Attaque, cerró la noche en lo que fue una especie de mini-festival punk, ya que antes que ellos había tocado Estoy Confundida, banda de punk-rock que continua creciendo en el circuito under, compuesta íntegramente por mujeres. Luego de ellas calentó el ambiente Bulldog, que con el Niño de Los Violadores como invitado en el bajo, preparó el terreno para la salida a escena de Attaque 77.
La banda liderada ahora por Mariano Martínez, cada vez más consolidado en su nuevo rol de frontman, tras la salida de Ciro Pertusi a principios del año pasado,abrió con el añejo, pero no menos efectivo, Muy sucio para vos, un show en el continúo presentando su nuevo álbum Estallar. Precisamente con ese tema, que da título al disco, siguieron la lista. Al final del mismo podemos observar todos los signos distintivos de este nuevo Attaque versión 2010. Un Mariano Martínez que se despacha con un gran y extenso solo, marca registrada, al final del tema y una banda sonando precisa y madura arriba del escenario. Es que Attaque, tras el alejamiento de su cara visible, voz principal y guitarrista rítmico, decidió apostar por un power-trío, bien sólido y potente y donde cada integrante cumple bien su función. A la ausencia de una guitarra, la reemplazan con oficio, experiencia y soltura arriba del escenario y se permiten (al final de cada canción) improvisar y hasta versionar partes con solos de cada integrante.
La trama del show fue la siguiente: alternar y mechar temas viejos (…’’que hace mucho no tocamos…’’) con canciones de Estallar. En ese sentido se sucedieron canciones como Volver a empezar, Más de un millón o Caminando por microcentro con otras como Que nos sucedió, Memoria, Cruz o Dale Poder.
No faltaron por supuesto los viejos himnos de la banda, que fueron los momentos de mayor intensidad de la noche, como Espadas y serpientes, Donde las águilas se atreven, El cielo puede esperar o Chicos y Perros.
Antes de arremeter con otro clásico como Flores robadas, Martínez dice’’...en esta canción seguro me voy a olvidar la letra…’’, incitando así al público a cantar con él. En Tres pájaros negros, luego de una larga y extensa intro en clave Reggae, declara…’’…está la queremos dedicar a los fans de todas las épocas..’’, demostrando así que la relación de cariño entre público y banda está intacto, y que Attaque lejos de los rumores de disolución, sorteó con creces el alejamiento de un miembro clave.Esto claro, lo confirman no solo desde el diálogo o desde viejos clásicos, sino desde la música más actual, de sus últimos trabajos, cuando tocan por ejemplo los nuevos himnos, ya inmortalizados por sus seguidores, como Setentistas, Ojos de Perro o Antorcha.
A esta altura del show, es imposible no trasar un paralelismo entre Attaque y quien, junto con los Ramones, fue quizás fuente de inspiración y marco de referencia constante a la hora de crear. Estamos hablando de Green Day. Es que resulta llamativo como ambas bandas, salvando las lógicas distancias, experimentaron caminos paralelos y similares. Recordemos al Green Day de mediados de los 90’, que tras el abrumador éxito de Dookie, se convirtió en una banda adolescente, integrada por punkies descontrolados y millonarios,que hablaban sobre la masturbación, el aburrimiento y antiguas novias en sus letras, y comparémoslo con el Green Day actual, convertido en activista político, banda anti-sistema y que criticó con dureza a Bush en momentos de la Guerra de Irak, musicalizando todo eso en una monumental y majestuosa Opera-Rock. En ese sentido Attaque nunca resignó su búsqueda musical y no dejó de ampliar su panorama y su amplitud a la hora de componer, traspasando la barrera compositiva de los 3 acordes característicos del Punk. Sus últimos discos dan fé de esto, y de cómo abandonaron líricas que hacían referencia al sexo adolescente o a resacas alcoholizadas, para incorporar nociones como la injusticia social, el desempleo, la pobreza, la marginación, el sexismo o la religión. Attaque, es hoy en día una de las bandas nacionales con mayor compromiso social a la hora de componer y con mayor carga de ideales fuertes a la hora de denunciar las miserias de este Sistema, como así lo es Green Day en el marco del Rock Internacional.
El setlist incluyó también a Soy rebelde, Barreda´s way y hasta el bajista Luciano Scaglione tuvo su momento cuando cantó El Francotirador, dedicada a los periodistas que no confían en Maradona, dejando claro que ni siquiera Attaque está excento de la fiebre mundialista.
Así fue como Attaque comenzó a despedirse de Castelar y cerró un gran show. Bienvenido sea entonces el Rock al Oeste y a esperar más visitas.


Matías Roveta

miércoles, 9 de junio de 2010

AZ Reviews: Rolling Stones - Exile on Main St. (Super Deluxe Edition)

Los Rolling Stones reeditaron su disco, “Exile on Main Street”, obra cumbre en la historia del Rock y pieza fundamental en la vasta discografía Stone, con sonido remasterizado y un box-set de lujo que incluye un segundo disco con diez canciones inéditas, un libro de fotografías e imágenes de 64 páginas y un DVD doble : el primero con un documental recientemente estrenado de Stephen Kijak, “Stones in Exile”, y el segundo que incluye la visita de Mick Jagger y Charlie Watts a la Costa Azul Francesa, el mítico lugar donde se registró parte de la placa.

Está claro que todo aquello que hagan los Stones es noticia y cuenta con el acompañamiento de la máquina publicitaria de una de las marcas registradas que más vende en el mundo: la rosada lengua que inmortalizó John Pasche. Pero aquí no se trata de un disco más, de otro álbum de recopilaciones o “rarities”de su extensísimo catálogo, sino del que para muchos es quizás su obra cumbre y momento cúlmine en la cultura Rock. Es que ningún otro disco generó lo que Exile provocó: esa serie de controversias, polémicas y discusiones al momento de su salida en 1972, acerca de su rústico sonido, su precaria grabación o de lo extenso de su obra (un disco doble, de cuatro lados para la época), seguido de lapidarias críticas hasta llegar a ser considerado hoy en día la síntesis perfecta del blues, R&B y rock and roll jamás registrada, el punto más álgido en la creatividad de la banda, y que mejor resume su estilo y, a pesar de su desprolijidad y amplitud, el disco más rockero en la historia del Rock. Para comprender estos conceptos es necesario remitirse al pasado.

Un poco de Historia. Corría el año 1971 y los Stones venían de editar el exitosísimo “Sticky Fingers”, pero a pesar de las buenas ventas la banda estaba en bancarrota: la pésima relación con Allen Klein, su representante, había generado que cada integrante Stone adeudara 100 mil libras al fisco, y ante el carácter confiscatorio de la política tributaria británica -recordemos “Taxman” de los Beatle-, esas deudas no podían ser pagadas con ingresos.La solución fue unánime: la banda decidió exiliarse en Nellcote, al sur de Francia. Allí se encaró la grabación del sucesor de Sticky…, y cuando se buscó un estudio decente y acorde a las necesidades, no lo encontraron. Pero la banda estaba acompañada de su equipo de grabación, un camión-estudio móvil y equipado con ingenieros y técnicos a bordo, entonces se decidió comenzar por allí utilizándolo para la nueva grabación y con el sótano de la casa del guitarrista Keith Richards, una vieja Casona, como centro de ensayo.
Había un problema claro, el estudio móvil estaba afuera en el parque, y cuando había que comunicar un mensaje o escuchar una pista tocada había que subir escaleras y atravesar maleza. Por otro lado, la lejanía de cada músico en relación a la casa de Richards (no todos vivían allí...) generaba algunos “faltazos” a los ensayos. Asimismo, desde ya un sótano no es un lugar indicado para tocar, mucho menos para grabar. El humo, el agobiante calor, la humedad e inclusive la separación de los distintos músicos con sus respectivos equipos por diversas habitaciones del lugar, hacían difíciles y tediosas las sesiones de grabación. Ante persecuciones policiales por tenencia de drogas y agotamiento, la banda decidió ir a terminar la grabación del disco en los estudios Sunset Sound de Los Angeles a fines de 1971.
Todo esto se vio claramente reflejado en la obra. Esa sensación de sentirse “echados” de su país, la desorganización y desprolijidad para grabar, el sonido rústico, crudo e impenetrable del disco, como consecuencia de grabar en un sótano, más ciertas adicciones, excesos, lujo y derroche que tenían lugar en la casa, son elementos que ayudan a abordar y comprender mejor el álbum.
No obstante lo cual, se permitieron registrar brillantes canciones, como “Tumbling dice”, “Shine a Light” o “Rocks Off”, y redondear un disco compacto, sólido, revolucionario por donde se lo mire y de una notable calidad artística. Como dice Anita Pallenberg, pareja de Keith por aquel entonces: “Exile…fue una obra maestra, un triunfo del trabajo y del amor en condiciones verdaderamente adversa…”.Jack White, de los White Stripes, resume perfectamente su esencia: “Hay por lo menos 15 estilos comprimidos allí, es un disco inclasificable para la prensa...”.

Versión 2010. Para su reedición, Jagger eligió a Don Was, productor a la banda desde Voodoo Lounge (1994), para remezclar aquellas viejas pistas que en 1972 mezcló Jimmy Miller, y le encomendó la tarea de bucear en el material de archivo de la banda. De allí extrajo una serie de tapes, demos y canciones descartadas -e inclusive sin terminar- de las sesiones de aquella época. Dice Jagger: “Fue un trabajo arduo, como comenzar de cero. Algunas canciones no tenían ni melodía, ni letra ni nada”.
Todos coincidieron en respetar el sonido y la atmósfera del Exile original a la hora de mezclar y editar estas nuevas canciones, y obviar abusos tecnológicos. Keith Richards opina: “Fue una obra de arte única, hecha en un lugar único y así debe sonar”. No se utilizaron músicos extras que no participaron de las históricas grabaciones, ni se añadieron otros instrumentos (salvo algunos violines), y se buscó que los temas fueran lo más fieles posibles al sonido rústico originario. Claro que para redondear estas canciones nuevas hubo que añadir voces y guitarras, que fueron grabadas por Jagger y Richards a lo largo del 2009 y 2010, y en el caso de "Following the River", una suave y melosa balada de piano con coros femeninos, Jagger tuvo que escribir y cantar una letra nueva, algo que queda en evidencia a la hora de escuchar el tema.
Para el corte de difusión “Plundered my soul”, Mick grabó pistas de voz actuales y convocó al legendario Mick Taylor (que había abandonado la banda en el 74’), para que grabara guitarras solistas “a lo Mick Taylor” (Jagger dixit). El track tiene un sonido claramente más pulcro en relación al disco del 72’, y la voz posee mucha más fuerza, entonación y sin tantos gritos, con un evidente registro actual. En “Lansing in the light”, la canción está marcada por un riff de guitarra, que parece estar “adelante” del resto de la canción y que fue grabado para la ocasión, en algún lugar de Londres durante este año, junto con todo el resto de los nuevos arreglos de guitarra. “En solo una hora”, según el mismísimo Keith Richards. A esta canción, con un aura festiva que remite a “Happy”, le siguen “So divine”, hermana menor de “Paint it Black”; “I'm not signifying”, un excelente blues que retoma las raíces de la banda, y “Good time woman”, un gran tema, potente y enérgico, que parece ser un demo sacado del cajón de los recuerdos con un Jagger -ahora sí- cantando con su registro de los 70’ y guitarras con influencias de Chuck Berry, para redondear un rocanrol estilo “Respectable”, del disco Some Girls de 1978,con bases bluseras.
Completan este segundo disco de inéditos y bonus tracks que acompaña a la versión original remasterizada “Pass me the wine”, “Aladdin´s story” y tomas alternativas de “Loving cup” o “Soul Survivor”, pertenecientes al Exile…del 72’.

Matías Roveta


domingo, 6 de junio de 2010

Divididos: Presentación de "Amapola del 66", Luna Park.


Luego de la presentación gratuita en Tilcara, la aplanadora del rock formada por: Ricardo Mollo; Diego Arnedo y Catriel Ciavarella, llegó al Luna Park para mostrar su nuevo material en vivo en Buenos Aires. La última vez que Divididos había presentado un disco en el Luna fue en el año 2000 con la salida de Narigón del siglo, pero desde esa presentación a está, pasaron muchas cosas: la salida del disco “Vengo del placard de otro” en el 2002 ; el alejamiento del baterista Jorge Araujo ; la exploración acústica con los “acusticones” que les dio un disco en vivo “Vivo acá” ; la entrada de Catriel Ciavarella en la batería; la creación del estudio de grabación y el estreno del sello discográfico propio: “La Calandria”. Todo esto fue parte del proceso para la llegada, después de 8 años, de Amapola del 66, décimo disco de la banda que presentaron el miércoles 2 de junio del 2010.
Pasados 15 minutos de la hora prevista se apagaron las luces del Luna Park, la gente eufórica empezó a saltar y a cantar sus clásicos cantos para alentar al power trío, que abrió el show con un inesperado “El arriero”. Dejando en claro, desde el primer tema, que este no iba a ser un recital más de la banda, en los que los primeros 8 temas de la lista suelen ir pegados uno atrás de otro. En este caso, luego de terminar cada tema, Mollo cambiaba su guitarra (¡cómo trabajaron los asistentes!) demorando unos minutitos para dar inicio a cada tema. Así arrancaron la fiesta de Amapola con :“El arriero”; “Hombres en u”; “Buscando un ángel”; “Mantecoso”; “Muerto a laburar” y pegadito los asistentes empezaron a preparar los micrófonos y sillas para dar inicio a un set más intimista, acústico donde empezaron a desfilar distintos invitados: Peteco Carabajal (violín); Sandra Farias (danza y bombos); Nazareno Saavedra (bombos), Gustavo Valeriano (guitarra); Facundo Nardote (lap steel); José González (vientos), José Toconás (charango); Rubén Patagonia (voz); Micaela Chauque (voz); Fabiana Cantilo (voz); Isabel de Sebastián (voz); Claudia Puyó (voz) y Ciro Fogliatta (teclados). La parte “tranquila” del show empezó con “Vientito del Tucumán”, luego siguieron “Avanzando retroceden” (impecable silencio en este momento), “La flor azul” acompañado por los aplausos del público al ritmo de la chacarera , “Par mil”, “Guanuqueando”, “Qué ves” con un solo de Peteco Carabajal que quedó para la historia y “Mañana en el abasto” que culminó con un festejado aplauso.
El trío siguió mostrando el nuevo material con absoluta tranquilidad y quizás le seguidilla de temas que más marcó el concepto del disco fueron “Boyar nocturno”, “Senderos”, “Jujuy”, “Cristofolo cacarnú” e “Indio deja el mezcal”, dejando un clima de emoción, donde las pantallas disparaban distintas imágenes de los paisajes norteños proponiendo una nueva “valoración” del territorio nacional. También sonaron “Caminando” y “Todos”, con un excelente juego de imágenes sobre la campaña de concientización que realizaron varios artistas (entre ellos Ricardo Mollo) por la tragedia de ECOS. Después llego “El perro funk”, que abrió el último tramo del show al re palo con “Sucio y desprolijo”, “Rasputín”, “El 38”, “Ala delta” y una verdadera joyita: la preciosa versión del tema Beatle “With A Little Help From My Friends”. Cerraron con “Amapola del 66” e imágenes que adelantaron lo que será el lanzamiento del DVD de la presentación del disco en Jujuy. Y cuando todo parecía terminar, Catriel empezó a pegarle a los bombos para arengar una poderosa versión de “Nextweek” de Sumo, que terminó con una zapada demoledora junto al Condor Arnedo dejando al público más que aturdido.
“Gracias por fumarse todo el disco acá, no es fácil” dijo Mollo antes de retirarse del escenario, dejando más que en claro que ellos mismos sabían que no dieron un show como a los que nos tienen acostumbrados… Y los que se preguntaron por temas como: “Paisano de Hurlingham”; “Casi estatua “, “Salir a asustar”; “Nene de antes” o “Alma de budín”, fue porque no entendieron que Divididos no quiso mostrar solamente los “temas nuevos”, sino hacer un verdadero show con el espíritu y la temática del concepto que muestra la antítesis “urbanización – paisaje natural” que proponen con Amapola del 66.


Omar Sisterna


jueves, 27 de mayo de 2010

Descargas AZ: The Tandooris - Bombs Away!

Año 2007, verano.

Lugar: Unione e Benevolenza
Clima rockero: caluroso, pesado, glamuroso, tormentas de luces y guitarras.

Ese sería un buen resumen de lo ocurrido en aquella calurosa noche de verano en Unione e Benevolenza donde fue registrado este recital de The Tandooris. Acompañados (como siempre) por sus bellas coristas, las Sin Sisters, el conjunto liderado por Dee Gee Tandoori hace gala de ese mix de sucio garage, desfachatado glam y arrolladoras guitarras que tanto gustan a sus seguidores.
Temas como "Science ficition guaranteed", "She spreads flowers" y "Open up your door" dicen presente a todo volumen y además tres bonus track también hacen lo propio por si te quedaste con ganas de rockear.



lunes, 24 de mayo de 2010

Yicos: “Vamos a pasitos tranquilos”


La banda del oeste cumple ocho años y habla de lo que viene: videos, nuevos temas y tocar en su casa, San Antonio de Padua.

AZ: ¿Cómo es haber empezado a tocar en Padua y ahora tener la chance de tocar en lugares como Niceto?
Luciano: Tocamos como en Niceto como en Padua, y en los dos lados está re bueno, Padua es súper familiar y se genera algo que no se genera en otro lugar. Cuando tocamos en el Konex con Bicicletas nos sentimos re cómodos y no sabíamos lo que iba a pasar, tocábamos primero y de invitados y estuvo re bueno. Estuvo buenísimo.

Pato: Nosotros seguimos como laburando día a día y bueno las cosas que vendrán serán con la mejor y tratar de poner la mejor pero bueno, siempre hay que seguir laburando y bueno, no es fácil pero bueno, nada… con el corazón y con las ganas de hacerlo porque es lo que nos gusta. La idea también es seguir tocando en capital, pero bueno, también vamos a pasitos tranquilos. Vamos viendo lo que va surgiendo en el momento, tranqui tranqui.

Luciano: Son cosas que se van dando y está bueno poder tocar. Hace bastante que estamos tocando y está bueno que de vez en cuando como que llegue un poco más. Más que nada porque está bueno que le llegue a más gente la música que hacemos por eso está bueno, no por flashear por la fama y eso. Está bueno porque la música llega a más gente y a veces viene alguien de un lugar remoto y te dice “escuche Yicos y está re bueno”, y está bueno tener un poco más de difusión.

AZ: ¿Cómo es la relación con las otras bandas del oeste?
Luciano: De diez, de diez. Como que hace años que vinimos tocando y no sé, si por el estilo o por lo que hacemos pero podemos tocar siempre con un montón de gente y está todo bien con todos. Cuando nos invitan a festivales reggae, nosotros no hacemos reggae, pero nos invitan y está todo bien y podemos tocar. Yo siento un poco que la música de Yicos es eso: que puede tocar en cualquier lugar y estar acorde con todos, no porque es una búsqueda sino porque es una música que nos gusta a nosotros y todos escuchamos un montón de música de todo el país. Al ser tan abiertos musicalmente también tenemos abiertas las puertas a un montón de eventos.

AZ: ¿Tienen en mente un disco nuevo para este año y seguir tocando?
Luciano: No teníamos pensado tocar tanto este año. El año pasado tocamos un montón.
La idea de este año era no tocar tanto por una cuestión de empezar a generar una música más nueva para nosotros, hacer temas nuevos y no tocar tanto. Disco nuevo no, pero hacer temas nuevos y darnos un poco más de gustos. Estamos estrenando una sala, una sala nueva. Estamos descubriendo un poco eso y bueno sí posiblemente más adelante sí, un disco. Pero no sabemos. Está medio raro con el tema de sacar un disco, vamos a empezar a hacer temas y después vemos, pero hay otras propuestas que también tenemos ganas de hacer, que son más cosas audiovisuales pero no sabemos. Queremos hacer como no un videoclip, sino como un videoclip largo, sería como… tampoco es un documental sería como hacer algo como un proyecto… un proyecto audiovisual extenso que no sea un documental, es un video bueno.

AZ: Volviendo para el oeste: en unos días cierra el bar Frida, un lugar muy especial para ustedes…
Pato: Una lástima el cierre de Frida, y es probable que toquemos antes de que cierre, tenemos muchas ganas porque estamos re encariñados con ese lugar aparte de que sea de unos amigos nuestros pero el lugar… como que tocar ahí tiene un calorcito así… humano muy bueno tenes a la gente cerca, a la columna cerca jajaja. Pero bueno nada…es tocar en casa, es tocar en el oeste.

domingo, 16 de mayo de 2010

"El Mató no es Sonic Youth en castellano, ni tampoco Los Piojos, ni nada"

AZ charló con Santiago Motorizado de El Mató a un Policía Motorizado y se metió de lleno en la “gira del nuevo magnetismo”.

Desde hace un tiempo que El Mató, dejó de ser una promesa para ser una realidad. Es una de las bandas nacionales “que tienen otra búsqueda”, como bien afirma Santiago Motorizado, cantante y bajista de los oriundos de La Plata, la famosa ciudad de las diagonales y cuna de una mística copera y ricotera.
En está era del “indie barrial”, El Mató es el máximo exponente de una movida diferente y fresca a la ofrecida por el clasico rock nacional. Y ahora la banda se va a girar por el viejo mundo, espero que vuelvas chica rutera.

AZ: ¿Cuáles son las nuevas noticias en el universo de El Mató?

Santiago Motorizado: Y que ya estamos preparando canciones nuevas, para grabar en algún momento del año un disco nuevo. Y ahora vamos a seguir tocando, a fines de mayo (nota de edición: 27 de mayo) vamos a estar tocando en el Primavera Sound en Barcelona y eso ahora es lo más loco que te puedo contar.

AZ: ¿Cómo surgió esa propuesta de tocar en Barcelona?

SM: Y surgió porque armaron un escenario “Porao do Rock”, que es un festival importante en Brasil. Nosotros tocamos en la última edición en Brasilia. Y bueno la gente que estaba organizando eso, también nos invitó a participar del escenario. Por el lado de Brasil nos infiltramos jajaja.

AZ: Jajaja, bastante impensado lograr esto cuando sacaron el primer disco en el 2004, ¿no?

SM: Obvio, es increíble, es impensado de cualquier época, pensar que muchas bandas, no sé si habrá tocado alguna banda argentina ahí, no tengo idea igual mucho… la historia. Pero es como difícil, no le dan mucha bola al rock latinoamericano, como que no lo tienen mucho en cuenta, no lo conocen tampoco creo, ¿no? desde la organización. Bueno, salió está posibilidad y está bueno, es genial, es muy loco.

AZ: Ustedes no vienen de la tradición del típico rock nacional, más bien tienen una impronta, por dar un ejemplo, del estilo de Sonic Youth y de todo el universo alternativo. ¿Cómo se sienten con eso?

SM: El Mató es una mezcla de todo, o sea no es Sonic Youth en castellano, ni tampoco Los Piojos, ni nada. Es una mezcla de varias cosas y está bueno. Tiene personalidad y estamos contentos con eso, con lo que hacemos.

AZ: ¿Cómo toman ustedes haber logrado toda está repercusión, siendo independientes?

SM: Está bueno eso digamos, que seamos independiente, que ya hacemos todo nosotros desde el principio. Que la banda aparezca en lugares que por ahí antes eran totales de la industria, del mainstream, está bueno. Colarse es divertido, está bueno que se vayan colando más bandas independientes y se vaya rompiendo toda esa estructura obvia, digamos.

AZ: Siendo ustedes la cara visible, de toda una movida con Laptra y de varias bandas de la zona sur, creo que los pone como ejemplo a seguir por las bandas nuevas. ¿No? ¿Cómo lo ven a esto?

SM: Eso está bueno, si, yo veo que muchas bandas, mas allá de lo musical ¿no?, que ven lo que hacemos como “una especie de camino a seguir”. Viste que cada uno tiene su personalidad igual y hace cosas diferentes pero está bueno. Y toman el hecho de que nosotros siempre hicimos lo que quisimos y bueno, ellos hacen lo mismo. Algunos se dedican más a unas cosas, otros a otras, pero está bueno eso. Ellos supieron que nosotros haciendo lo que queríamos, estamos bien, la pasamos bien, hicimos las cosas bien y entonces se genera eso nuevo que está buenísimo y eso es genial.

AZ: ¿Qué tal estuvo la experiencia de actuar en la película Ocio?

SM: Estuvo divertido. Me llamó Lingenti, el director, que es amigo mío. No la vi yo todavía, los días que estuvo en el BAFICI no pude verla, así que no se no puedo opinar de la película, ajajaj.

AZ: Jajajaj ¿Pero cómo te sentiste vos?

SM: Yo me sentí bien. Capaz que en un momento la flasheé y capaz que me puse un poco nervioso pero fue divertido. No sé ahora me va a dar un poco de vergüenza ir a verla ajaja, pero bueno, todo bien. Estuvo divertido.

AZ: ¿Y Gimnasia? ¿Cómo te sentis con su situación?

SM: Ahora estoy tranquilo, yo quería que se vaya Chaca y se fue… y Atlético también. Así que por lo menos estamos tranquilos del descenso directo. Pero bueno la promoción también es una experiencia media fea, pero bueno vamos a ver qué sale de todo esto.




Joel Vargas


Fotografía: Matías G. Fernández



sábado, 15 de mayo de 2010

AZ Reviews: Divididos - "Amapola del 66"


Divididos, la aplanadora del Rock and Roll, rompió el silencio discográfico y luego de más de ocho años desde la salida de su última placa “Vengo del Placard de otro”, lanzó al mercado el flamante “Amapola del 66” que lejos del ser un mero disco más en la vasta discografía de la banda de Hurlingham, se trata de un nuevo punto de partida para la banda.

Es el primero editado en forma independiente por “La Calandria”, el sello propio de Divididos y es también el primero editado con la participación de Catriel Ciavarella en la batería (quien toca con la banda desde mediados de 2005), y eso en un trío de Power Rock no es poca cosa.

Lo primero que hay que mencionar es que la salida de un nuevo disco por parte de cualquier banda consagrada -sea nacional o internacional- genera muchísimas expectativas, más si se tratan de ocho años de espera. Ya desde su primera escucha “Amapola del 66” cumple largamente con las expectativas generadas. De hecho es una excelente disco de Rock que respeta el estilo histórico que les brindó el mote de aplanadora, suma nuevos sonidos y estilos, y significa sin dudas uno de los mejores lanzamientos discográficos de los ultimos tiempos. Es que Divididos parece rescatar su sello distintivo de siempre y lo refleja canción a canción.

A diferencia de su antecesor “Vengo del placard…’’, en el cual casi no se advierte ningún solo de guitarra, en este nuevo disco el motor y corazón de la obra es la guitarra de Mollo con sus arreglos y solos que suelen ser hasta dos o tres por canción. Esto queda reflejado en el tema “Boyar nocturno”, una gran balada que rememora a históricas canciones de bandas legendarias como “Confortably Numb” de Pink Floyd, con dos solos que atraviesan el tema: uno mas cristalino y puro, y el otro -el final-, más agresivo y furioso.

Se advierten también en varias de sus canciones cambios de ritmos y tiempos abruptos, como por ejemplo en el tema que abre el disco, “Hombres en U”, con un gran arranque a pura potencia que nos traslada a los grandes inicios de obras cumbres de la banda como “Salir a Asustar” o “Casi Estatua”; también en canciones como “Buscando un Ángel”, una canción que relata la búsqueda por parte de un ser solitario en medio de una metrópoli que necesita ser escuchado por alguien, donde se pasa de un Rock potente y veloz a un Reggae; o en “Mantecoso”, que a modo de homenaje recuerda una anécdota en tiempos de Sumo relacionada a los viajes de la banda e incluye a Gillespie, y se pasa de un potente Funk-Rock a la entrada de un gran solo blusero ejecutado por Mollo.

Hay reminiscencias a los grandes violeros que influenciaron a Mollo como Hendrix o Pappo, cosa que se deja entrever en los geniales y multitudinarios arreglos y solos de guitarra y hasta alguna influencia beatle que nos recuerda a temas como “Straberry Fields Forever”, por ejemplo en algunos pasajes de “Muerto a laburar”, uno de los puntos más altos del disco. La canción comienza suave, en formato balada, para subir rápidamente y explotar con un gran estribillo. La letra parece hacer referencia a Luca (…”justo a 20 años del adiós”...), pero bien puede aplicarse a cualquier héroe muerto de la cultura rock (Lennon, Morrison, Cobain…), y describe ese cruel mecanismo morboso de la industria capitalista, que incluye la venta de todo tipo de productos como remeras o banderas y que juega con la pasión de la gente “…Ay! si volvieras acá no podrias creer, lo que pasó… hoy, sos el morbo pasión, capo del algodón, bandera y ringtones…”, reza la letra en todo una declaracion de principios.

Y si de principios hablamos debemos mencionar a “Amapola del 66”, el tema que da título al disco y que oficia como primer corte de difusión. Este tema, parece resumir perfectamente el concepto del disco: la letra dispara mensajes de esperanza alentadores en frases como”Ponte de pie!, hombre ilusión”. Prioriza el contacto humano y relacional en frases como “…todo esta vivo a pesar del dolor, si me sonreís…” por sobre el advenimineto de la tecnología y rescata el valor del contacto con la naturaleza, algo que queda claro con la hermosa foto de tapa del disco.

El disco incluye un homenaje al norte argentino en general y al pueblo jujeño de Tilcara en particular, lugar elegido por la banda para la presentación en vivo del disco, en dos grandisimas canciones, “Senderos” y “Jujuy”, que son atravesadas y unidas por un poema relatado por el poeta jujeño Germán “Churqui” Choquevilca. En “Jujuy”, Mollo se queja y lamenta por lo que la tecnologia y la posmodernidad generaron en cuanto a la destrucción de los hermosos paisajes naturales del valle jujeño,o lo ocurrido en materia de saqueos y violencia. También incluye la infaltable canción folcklorica a las que Divididos nos tiene acostumbrados desde hace tiempo. “La flor azul”, compuesta por Mario Arnedo Gallo -padre del bajista Diego Arnedo-, en formato de chacarera, y hasta una canción acústica compuesta y cantada por el propio Arnedo, llamada “Avanzando retroceden”,algo que no sucedía desde el tema “Hace que hace” del disco “Otroletravalanda”, de 1995.


Matías Roveta