yo.............. tu............. el............ nosotros........... vosotros............. ellos............ tenemos doble cara... ni absoluto ni objetivo. ArteZeta Lado B AZ2010: diciembre 2009

jueves, 17 de diciembre de 2009

A 40 años del cine imperfecto


“Las aventuras de Juan Quin Quin”, un caso paradigmático.


Por el año 69, el realizador cubano Julio García Espinosa difundía la teoría del cine imperfecto a nivel mundial con el objeto de
crear un cine comprometido en la realidad social, generar identidad cultural y transmitir el proceso revolucionario que se estaba dando en aquellos años frente a la amenaza imperialista norteamericana que dominaba tanto en lo económico como en lo político al país, distorsionando y alienando a sus pueblos. Así, el artista hace del cine una herramienta política y cultural para la lucha por su liberación, y a su vez, los espectadores dejan de ser consumidores pasivos para convertirse en actores, en sujetos activos de la historia. Ya no se trata de un cine-espectáculo contemplativo y elitista, sino más bien un cine de acción, en la medida en que se compromete con la realidad y está realizado por las masas.

Sin embargo, no se trata de un caso aislado. Promediando los años cincuenta, Latinoamérica estaba siendo testigo del avance del neoliberalismo y la globalización que atentaba contra su cultura. Como respuesta a esto, comienzan a aparecer realizadores con nuevas propuestas que, si bien cada uno adoptó su propio modo de representación, todos coincidían en su objetivo: la lucha contra el imperialismo y la recuperación de la identidad nacional. Esto es lo que se denominó Nuevo Cine Latinoamericano. Los que más se destacaron fueron el argentino
Fernando Birri, el brasileño Nelson Pereira Dos Santos, y los cubanos Tomas Gutiérrez Alea y Julio García Espinosa. Todos ellos formados en la escuela Zavattini de la ciudad de Roma, de donde adoptaron la estética Neorrealista italiana. Pero es recién en los años sesenta donde se consolidan sus ideas dando lugar al Cinema Novo de Glauber Rocha y su Estética del hambre; el Grupo Cine Liberación de Fernando (Pino) Solanas y Octavio Getino; y el Cine Imperfecto de Espinosa, para nombrar algunos.

Volviendo concretamente al caso de Cuba, antes de la revolución de 1959 este país prácticamente no contaba con producción cinematográfica ya que estaba plenamente dominado por el cine de EE.UU. A esto se le sumaba la grave situación social de analfabetismo, pobreza, marginalidad y el desamparo exterior. La revolución constituía el cambio. En lo cinematográfico, la iniciativa se pone en marcha a partir de la conformación del ICAIC (Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica), con obras que reflejan la realidad nacional de forma radical, y donde el cine es considerado un arte y no una mera mercancía. Esto fue posible gracias al gobierno de Fidel Castro, el cual expropió las empresas cinematográficas norteamericanas con lo que todas las salas pasaron a manos del ICAIC. En un principio, la actividad artística en estos años se basaba en la experimentación y en el documental, pero en los sesenta la producción alcanzó su madurez y punto cúlmine con películas como “La muerte de un burócrata” y “Memorias del subdesarrollo” de Tomas Gutiérrez Alea; los documentales de Santiago Álvarez “Ciclón” y “Now”; y “Las aventuras de Juan Quin Quin”, de Espinosa. Esta última se podría considerar como un caso paradigmático a nivel ético-estético, y quizás es el ejemplo más significativo de la teoría del cine imperfecto del mismo autor.

“Las aventuras de Juan Quin Quin” (1967) es una película tan divertida como anárquica, ambientada en el contexto pre revolucionario de Cuba. Juan Quin Quin (Julio Martínez) es un busca vidas que luego de pasar sin suerte por diferentes oficios, termina convirtiéndose en guerrillero revolucionario, y junto a su amigo Jachero (Edwin Fernández) protagoniza increíbles aventuras enfrentándose contra las autoridades locales.La película es una parodia política de la novela “Juan Quin Quin en pueblo Mocho” (1963), del escritor cubano Samuel Feijóo.

El film se presenta como portavoz del discurso oficial revolucionario de su país, con el objeto de concientizar a todos los pueblos latinoamericanos a través de recursos formales que todos reconocemos, pero resignificándolos en su propia propuesta. Por esta razón es que se trabaja con la mezcla estilística. El film comienza a la manera de un Western con la imagen de unos revolucionarios cabalgando entre las montañas preparándose para dar batalla. Se trata de los héroes de la historia. En esta misma presentación, en la cual se suceden los títulos, también se hace uso de la cultura Pop, con imágenes fragmentadas que presentan a los personajes con cierto tono irónico que sirve de crítica al cine espectáculo “perfecto” Hollywoodense.

A lo largo del film irán apareciendo más recursos estilísticos reconocibles tales como la comedia romántica; el cómic, mediante el uso de globitos para dar a conocer los pensamientos de los personajes; la comedia del cine silente con imágenes aceleradas; sonidos de cartoons o el absurdo. Para finalmente terminar con un documental con voz en off que nos enseña como tomar las armas de un cuartel y su posterior puesta en práctica para el acto revolucionario. Luego del clímax, Juan Quin Quin mira a cámara, al espectador, y dice: “No fue difícil tomar las armas ¿Verdad?”. De esta manera hace al espectador cómplice del proceso, colocándolo como un actor más para la lucha social, transformándolo en sujeto de la historia. Este final no pretende dar ningún tipo de respuesta, sino más bien, hacer un llamado a la reflexión.

El film además establece una fuerte crítica sobre las instituciones de la sociedad y la explotación hacia los marginados. Juan es un busca vidas, que ha tenido experiencia en diferentes trabajos como monaguillo, torero o cirquero. Todos intentos frustrados. Pero cuando quiere comenzar con un proyecto grande y estable como cultivador de café, es traicionado por el apoderado de las tierras, un aliado al poder militar y apoyado por potencias extranjeras (EEUU).

Se exageran los medios para hacer desaparecer a la figura del revolucionario. En la escena donde el representante del poder político da la orden de quemar los pastizales en donde se esconde Juan, se suceden imágenes documentales de archivo de guerra y bombardeos. El poder político se ridiculiza de esta forma, con la actitud del que quiere matar todo a su paso, incluso una pobre vaca que anda por ahí. Además, el actor que encarna al representante político se repite en varios personajes de poder: el alcalde, el apoderado de las tierras y el administrador de la central son la misma persona, al que siempre se lo presenta con un leit motiv de melodía militar con redoble. Esto quiere decir que sea quien sea el representante, es siempre el mismo sistema el que los estafa. Siguiendo con esta idea, en la escena del enfrentamiento político contra los revolucionarios, el film se interrumpe mediante la introducción de títulos de autocrítica de la propia película: “Que tanto chiste. Aquí se podría meter alguna imagen de Latinoamérica”, “También se podría intercalar alguna reunión inútil de la ONU”.

Por su parte, la iglesia también es ridiculizada, con un cura que pide no irrumpir la paz del señor mientras grita como un loco enojado por la actitud de Juan; o cuando sale a enfrentarlo por haber despertado al pueblo de su sueño armado con una cruz, al mismo tiempo que lo acusa de ser el hijo de Satanás.

Otra secuencia a destacar es donde Juan y su amigo Jachero llegan a un pueblo desolado para dar su espectáculo y se encuentran con que allí la gente vive en la plena miseria, hasta el punto de que se terminan comiendo al toro. Si bien se presenta como un chiste, es una clara alusión a la problemática general latinoamericana: el hambre.

A través de todos esos recursos, la película hace una denuncia a la situación latinoamericana de colonización que lleva a la alienación y destrucción de la cultura de cada país, situ
ación que lamentablemente aún hoy se mantiene. “Las aventuras de Juan Quin Quin” es un valioso documento histórico, y es por esto, además de ser una excelente y audaz película, que es digna de ser vista.

Nota: Matías G. Fernández

sábado, 12 de diciembre de 2009

Descartes a Kant: "No nos catalogamos en un género específico".



La banda mexicana le escapa a los rótulos y tras abrir shows para Yeah Yeah Yeahs, Sonic Youth y Yo la Tengo, prepara su segundo disco.






AZ: ¿Cómo surge la idea de formar la banda y cómo se combinan los elementos musicales con las teorías filosóficas de Descartes y Kant?


Sandra: Fue la necesidad de hacer algo trascendental musicalmente hablando. Empezamos Charly y yo (Sandra) y tuvimos varios integrantes hasta que encontramos lo que queríamos respecto al sonido. Frankie, Andro y Dafne llegaron para terminar esos ciclos y tener la banda completa. Descartes y Kant fueron un ejemplo claro de lo que la música de DaK transmite y refleja. No es que pretendamos ser filósofos. Voces melódicas vs. disonancias ruido, pensamientos opuestos en un mismo periodo.

AZ: Descartes acuñó la famosa frase “Pienso, luego existo”. Yo me pregunto, ¿existiría DAK si no existiera Descartes?

Sandra: Seguro, quizá con otro nombre la banda...


AZ: Es difícil encontrar otra banda con un sonido similar a Descartes a Kant, ¿dirían que están abriendo camino a un nuevo género musical?

Sandra: No es difícil ya que nuestras influencias eso hacen, pero quizá en México no se ha explotado esa forma de trabajar y componer, es cuestión de tiempo.


AZ: El sonido de DaK ha sido catalogado como pop junkie, punk cosmopolita, honey trash, e inclusco “chicle bomba corrosivo”. Sin embargo, ustedes han definido el sonido de la banda como “bipolar”, ¿a qué se debe tal definición?


Sandra: Se debe a que no nos catalogamos en un género específico: nos gusta experimentar con agua y aceite, y siempre salen cosas buenas y divertidas.

AZ: Las canciones en “Paper Dolls” (2006, Intolerancia Records) duran entre un minuto y diez segundos, y tres minutos y catorce segundos. Sin embargo, en los temas ocurren muchísimas cosas en poco tiempo, ¿Es algo buscado desde la etapa de composición?

Sandra: Siempre se tuvo claro el mensaje, y el decir muchas cosas en poco tiempo es lo q acentúa el propósito de DaK, pero el tiempo de la canción en sí nunca fue una regla, es solo una observación. Realmente es en lo último que se piensa cuando compones.


AZ: Los Yeah Yeah Yeahs escucharon las canciones de su Myspace y decidieron invitarlos a su show como teloneros, ¿Cómo se dio tocar también junto a Sonic Youth y Yo La Tengo?

Sandra: Así es, Yo la Tengo fue mucho antes de tener siquiera la alineación actual y fue por medio de un amigo que nos pasó el contacto del bar. Con los Yeahs y Sonic Youth fue parecido y ya estábamos por enseñarle al público nuestro primer material (Paper Dolls). Ellos escogieron a la banda abridora de sus conciertos y fue muy halagador que con dos meses de diferencia saliéramos del anonimato para muchos medios de comunicación por abrirle a estas dos grandes bandas.

AZ: Entre sus influencias citan a Mr. Bungle, proyecto musical de Mike Patton, que dentro de poco va a visitar la Argentina con Faith No More, ¿Cuál es el aporte de Patton a la música de DAK?
Sandra: Huy! Es el maestro Patton!! Es curioso que todos nosotros sin habernos conocido que Mr. Bungle fuera el comodín entre nuestras influencias. Por eso siempre saldrá su nombre en los primeros lugares de las influencias de la banda. Oye, pero tambien estuvieron en Guadalajara!!!

AZ: ¿Cuáles son los proyectos de DaK para lo que queda del año y para 2010?

Sandra: Terminar nuestro segundo disco que va a un 55%, trabajar intensamente para repetir festivales y otros nuevos, y llegar a donde todavía no es posible.

Nota: Martín Barraco


domingo, 6 de diciembre de 2009

Osvaldo Bayer: “A los 82 años hay que empezar a recordar”.

Está a punto de viajar a Alemania, desde donde piensa escribir sus memorias.
Se autodefine anarquista y pacifista. Padeció el exilio durante la última dictadura militar, y una de sus grandes obras, “Severino di Giovanni, el idealista de la violencia”, fue censurada por el gobierno de Raúl Lastiri. El autor de “Los vengadores de la Patagonia trágica” acaba de presentar en la Biblioteca Nacional el preestreno de “Awka Liwen”, un documental que cuenta la historia de las matanzas contra los pueblos originarios y el consiguiente despojo de sus tierras para establecer a una oligarquía terrateniente que, aún hoy, conserva su poder.


AZ: ¿Cómo seguirá el curso del nuevo film?
Bayer: Bueno, ahora se pasará en los cines comerciales, para que lo vea el gran público. Y después que termine ese periodo lo vamos a entregar por supuesto a escuelas, comisiones de cultura, universidades y a clubes barriales, para que se difunda en todos los sectores. Pero lamentablemente el Instituto Nacional de Cine (INCAA) no aportó nada. La directora Liliana Mazure no aprobó dar un sólo centavo.

AZ: Paradójicamente se verá en las mismas escuelas donde hoy se glorifica a Domingo Faustino Sarmiento.
Bayer: Claro, el documental va en contra del pensamiento de los liberales de esa época. Hay que releer el “Facundo” para darse cuenta del racismo insoportable de Sarmiento. El asco y odio que tiene por los pueblos originarios y por los mestizos; por los gauchos; por los criollos. No obstante, él tenía un 25 por ciento de sangre de los aborígenes a través de su madre, Paula Albarracín. Pero para Sarmiento la idea de progreso venía de Estados Unidos, por eso trajo maestras de allí, para que nos enseñen el camino de ése progreso. Al igual que Bartolomé Mitre, o el mismo Juan Bautista Alberdi, que al principio elaboró escritos muy racistas contra esos pueblos y después de la Campaña del Desierto cambió su posición totalmente, diciendo que era una injusticia lo que se había cometido.

AZ: El Gobierno ha declarado de interés nacional a su nueva película. Sin embargo, el monumento a Roca sigue ahí, a metros de la Casa Rosada. ¿Cómo se entiende?
Bayer: Ese es un tema que las autoridades no quieren tomar. Hemos hecho todo lo posible por la parte legal. Presentamos un proyecto ante el Concejo Deliberante porteño, que fue tratado y finalmente rechazado por la comisión de Cultura por seis votos a dos.

AZ: ¿Qué argumentaron quienes rechazaron el proyecto?
Bayer: El único argumento fue que en la historia hay que mirar hacia delante. Yo les escribí a esos señores concejales del macrismo que, con ese criterio, Alemania tendría que conservar todos los monumentos a Hitler, pero no me contestaron. Otros organismos no se han metido para nada, pero tuvimos un gran eco. Logramos cambiar el nombre de la calle central de la ciudad de Rojas, en la provincia de Buenos Aires, que se llamaba Roca, por el de Pueblos Originarios. La nueva placa la pusimos el Intendente y yo. Lo mismo hicimos con la calle de la costanera de Concepción del Uruguay, en entre Ríos. Hubo una gran concurrencia, sobre todo de estudiantes. Así que seguiremos en la lucha.

AZ: ¿Contra quién se libra esa lucha?
Bayer: Bueno, el diario La Nación hace una gran propaganda en contra del proyecto. También los señores Mariano Grondona y Rolando Hanglin, por ejemplo, con el argumento de que los Mapuches son indios chilenos. Es un disparate absoluto, porque los aborígenes están hace once mil años en estas tierras, y nunca tuvieron esas fronteras artificiales. Pero siguen repitiendo eso para quedar bien con la gente que tiene el poder. Ellos siempre van a luchar por Roca, a él le deben todas las tierras. Desde el decreto de entrega de los terrenos, después de la Campaña del Desierto, primero está la Sociedad Rural. José Alfredo Martínez de Hoz, su presidente en aquel tiempo, entregó dos millones y medio de hectáreas. Y todos los demás apellidos son los mismos actualmente. Son los bisnietos, pero siguen ahí. Es lógico que lo sigan defendiendo.

AZ: ¿Qué pasó finalmente con todos los proyectos cinematográficos para retratar la vida de Severino Di Giovanni?
Bayer: Hubo varios directores interesados. Incluso italianos. Pero ninguno fue capaz de hacerlo. Llegado el momento desistieron.

AZ: ¿Por qué?
Bayer: Yo creo que tuvieron temor. Porque realmente es un personaje que se hace querer. Principalmente por su historia de amor que tiene con la joven América Scarfó, pero además porque fue fiel a sus ideales. Posiblemente se lo pueda criticar por los métodos que usó. Pero ¿Qué se puede acusar de Severino di Giovanni si después los poderes establecieron una violencia muchísimo más grande? Más que fue fusilado por una dictadura militar como la de Uriburu, un fusilador que arrasó con todas las instituciones públicas. Pero no hubo posibilidad de filmarla. Leonardo Fabio tuvo durante 16 años los derechos, pero después declaró que luego de hacer una segunda lectura de Severino Di Giovanni, había decidido hacer la vida de Gatica. Hay una gran diferencia ¿no? El tipo era boxeador.
Después en Italia se leyó con mucho entusiasmo el libro, y se iba a producir. Pero cuando iba a filmarse ocurrió un atentado en un banco de Milán, perpetrado por una organización terrorista italiana, en donde murieron 13 personas, hubo una gran indignación. Y como Severino Di Giovanni también ponía bombas, los italianos temieron la censura del gobierno y un rechazo del público por ese episodio. Porque en el guión se elogia a Severino, por la valentía que muestra cuando lo fusilan. Ese sería el final. Yo no sé si la gente saldría emocionada, lo aplaudiría, o cómo reaccionaría. Pero para un gobierno que estaba en la represión de la guerrilla italiana, iba a resultar muy difícil.
Aquí también la quiso hacer en otra oportunidad Héctor Olivera. Estuvimos hablando, yo le hice dos o tres guiones. Pero finalmente dudó sobre la reacción del público. Así que no hubo ningún director de cine capaz de hacer la película.

AZ: Quizás, más adelante…
Bayer: Pienso que sería un gran film. Todos los asaltos de él tienen algo maravilloso, algo cinematográfico. Pero no me hago muchas ilusiones porque ya pasaron 39 años desde que escribí el libro.


AZ: ¿Cómo son sus días aquí y cómo son en Alemania?
Bayer: Bueno, aquí en Buenos Aires vivo ocho meses y me dedico a dar charlas en todos lados. Creo que el intelectual tiene que volcar lo que sabe ahí donde la gente lo quiere escuchar. Tengo conferencias todos los días, me conozco todo el país. En cambio a Alemania voy a descansar y a escribir. Ahora viajo justamente el próximo sábado, y estaré hasta el 1º de marzo. Me voy en invierno porque en esa época lo único que se puede hacer es trabajar adentro, porque hace un frío terrible. Salgo a mediodía a caminar media horita por el bosque, pero muy, muy abrigado. Y después queda todo el día para trabajar. Allá vive toda mi familia, son cosas que dejó el exilio. Si no fuera por eso viviría los doce meses acá en Argentina. Pero mis cuatro hijos estudiaron, se recibieron, y se casaron allá; mis diez nietos viven en Alemania; y mi mujer ha decidido quedarse. Viene a visitarme, pero quiere vivir allá. Yo la comprendo muy bien, porque se quiere mucho a los nietos.

AZ: En la edición definitiva de La Patagonia Rebelde usted relata dos curiosos episodios ocurridos en 2001, donde en la misma semana se encuentra con la hija del General Elbio Anaya y más tarde con la del dirigente de los peones rurales, Albino Arguelles. La primera para acusarlo, la segunda para agradecerle su trabajo. ¿Había vivido una situación semejante?
Bayer: Sí, me sucedió con Elvirita Viñas Ibarra. Ella se hacía llamar Elvirita. La hija del Capitán Viñas Ibarra, fusilador de los peones en la estancia La Anita. Cuando murió el padre, ella me llamó y mantuvimos un diálogo siempre muy afectivo. Yo la aprecié mucho. Y ella me invitaba a su casa para saber la verdad sobre su papá, pero no hablaba mal de él. Siempre me sacaba detalles, datos. Quería saber si realmente había sido un asesino. Entonces me escuchaba en silencio, y cuando yo le fui demostrando todo, las órdenes de él y todo eso, me siguió invitando. Una mujer muy anciana. Muy, muy simpática. Incluso participó de una entrevista en el documental de Eduardo Anguita, La vuelta de Osvaldo Bayer, en mi retorno a las tumbas masivas.

AZ: ¿Pero sus encuentros con la señora fueron anteriores al documental?
Bayer: Sí, fueron durante la investigación, pero ella no quería figurar en el libro, por eso no la menciono. Casualmente, Elvirita falleció hace un mes y la hija me llamó para invitarme a una misa en su nombre. Se hará en la iglesia de Ayacucho y Santa Fe. Y voy a concurrir porque ella se lo merece. Su hija me decía que siempre me quiso mucho y que a través mío supo gran parte de la vida de su padre.

AZ: Es la iglesia que usted menciona en el libro, la capilla del Patrocinio de San José, donada por los Braun-Menéndez, en recordación de José Menéndez.
Bayer: (Consulta el libro) Sí, es la misma. Ayacucho 1064.

AZ: Y ahora, ¿qué tiene pensado escribir?
Bayer: Estoy escribiendo mis recuerdos. Ya con 82 años hay que empezar a recordar. Estuve revisando archivos, escritos. Yo tengo todo guardado.



Texto y foto principal: Emmanuel Gentile


Nota completa en: El medio de la nada

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Superhéroes Domésticos

La apropiación del género en tres historietas Argentinas.

El género de historietas de superhéroes surge en Estado Unidos y se consolida como el padrón predominante de este potente mercado. Los códigos y convenciones de dicho género tienen alcance global, contaminando las producciones de sectores más periféricos. En este informe revisaremos tres historietas argentinas pertenecientes a las tres últimas décadas, que podríamos considerar como parte del género de superhéroes. Obviamente que no son los únicos ejemplos, y la selección resulta un poco arbitraria. Pero, en fin, las tres son muy buenas historietas y nos permiten dar cuenta de la apropiación de los elementos de un género casi agotado, para producir obras por fuera de los estereotipos. Las elegidas son: “El Sueñero”, de Enrique Breccia, de mediados de los 80; “Bruno Helmet”, de Fernando Calvi, publicada en su propio comic book en 1998 y “Domestico”, de Sebastián de Caro y Diego Greco, publicada por Domus en el 2007.

En “El Sueñero”, Breccia nos presenta un futuro fantástico donde El Ñato, un intrépido mercenario, debe navegar la trama del tiempo y el espacio para cumplir con la misión de capturar a criaturas y guerreros legendarios, que serán llevados a pelear a un circo romano planetario. A medida que avanza la historia, la épica se entremezcla más y más con la cultura popular argentina, cargando las páginas con sus atmósferas y personajes, revistiéndolas con un color local entrañable. Así, esta obra que fue acusada de panfletaria, repasa de forma alegórica uno de los periodos de la lucha de las clases populares en Argentina y denuncia el imperialismo extranjero. Para destacar, es muy buena la primera aventura del Ñato, donde este guerrero adicto al mate, va en busca del mítico Minotauro, y haciendo una piolada argentina, se gana a una de las mejores minas del mundo en una genial reinvención del mito clásico. Más allá de la historia, otro punto alto de “El Sueñero” es la gran calidad del dibujo del maestro Breccia, que se encontraba, a mi parecer, en uno de sus mejores momentos.

Detrás de las filas de “Cazador”, surge -promediando la décadas del 90- “Bruno Helmet”, de Fernando Calvi. Helmet es un ex asesino que, ahora, vestido con una armadura de origen celestial que lo hace prácticamente indestructible, combate una cruzada para librar a este mundo de pecadores en una ciudad llena de miserables y corruptos. Cuál es esta ciudad: ¿Sin City? ¿Ciudad Gótica? No, Buenos Aires. Así, elementos del género de terror y la historieta de superhéroes aparecen en esta historia junto a trozos de la realidad argentina. Qué mejor ciudad que Buenos Aries para una lucha despiadada entre las fuerzas del bien y el mal.
Dónde sino en el Riachuelo, para la aparición de un poderoso demonio. Quién mejor para comandar las huestes infernales, que un ex jefe de la junta militar durante el proceso. Esto es Bruno Helmet: demonios matando ciudadanos, desde el techo del colectivo 60. En cuanto a los gráficos, Fernando Calvi presenta un trazo expresionista en el dibujo, combinado con una paleta de colores muy brillante, creando un estilo realmente impactante.

Por su parte, “Doméstico”, escrita por Sebastián de Caro y con dibujos de Diego Greco nos presenta a un personaje, que como señala Liniers en su prólogo, tiene todo lo que necesita el universo de un superhéroe: La génesis de sus poderes, su Némesis, los ayudantes y hasta el traje extravagante. Pero esta historia va más allá. En esta historieta se menciona un par de veces a Godard, ya que Paula, la mejor amiga de Mariano, alter ego de Doméstico, es fanática del director francés. Godard decía que él era un crítico de cine haciendo películas y así sus films -entre otras cosas- hablan sobre el cine.
Doméstico es entonces una historieta que, entre otras cosas, habla de la historieta. Hay pasaje del comic, con un tinte autobiográfico, que también son autorreferenciales del género. Un televisor con un capítulo de la tira animada del Hombre Araña, títeres y disfraces de Batman, un álbum de figuritas de la Mujer Verde, son los recuerdos que inundan la cabeza de Mariano/Doméstico, un personaje sufriente y desequilibrado, y en cuya construcción es inevitable ver algo del Batman de Alan Moore o Grant Morrison, o del contrariado Peter Parker de los primeros y últimos tiempos de Spiderman. Así, esta historieta trasciende el género de superhéroe, sintetizando sus eleméntenos en el marco de una historia auténtica y muy bien contada. El dibujo de Diego Greco es muy bueno, y junto con todo el diseño gráfico de la revista, acompaña y refuerza, en todo momento, la idea central de la historia.

Diego Lentini

Referencia de las imágenes:

“El Sueñero”, Enrique Breccia, 1985.
“Bruno Helmet”, Fernando Calvi, Buena Letra S.A, 1998.
“Doméstico”, Sebastián de Caro, Diego Greco, Domus editora, 2007.